516 detenidos en los Altos Mirandinos se mantienen sin diagnóstico de enfermedades infectocontagiosas

Redaccion El Tequeno

En la región altomirandina hay en su totalidad ocho Centros de Detención Preventiva (CDP), uno de ellos de carácter militar en el puesto de comando de la Guardia Nacional en esta zona. En ninguno de esos centros se ha realizado despistaje de enfermedades infectocontagiosas como VIH, tuberculosis, sífilis, en los últimos 18 meses.

La subregión cuenta con unos 500 mil habitantes. En los comandos policiales la capacidad es de 250 detenidos, menos de la mitad de los que se albergan en estas estructuras, ubicadas en la comandancia de la Policía del estado Miranda (Polimiranda), Policía del Municipio Guaicaipuro (Poliguaicaipuro), Policía del municipio Los Salias (Polisalias), Policía del municipio Carrizal (Policarrizal), Comando de zona 441 de la Guardia Nacional, sede de la Policía Nacional Bolivariana y los calabozos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), que alojan detenidos de la delegación estadal Miranda y municipal Los Teques.

No hay operativos ni jornadas, no hay casos

De acuerdo a lo recabado entre funcionarios policiales en Altos Mirandinos, las direcciones de salud no han realizado despistajes de enfermedades infecto contagiosas en la jurisdicción. Reportes de medios de comunicación solo reflejan dos operativos realizados por una la organización Una Ventana a la Libertad (UVL), en alianza con el Proyecto Once Trece en Polisalias y Poliguaicaipuro, donde no se diagnosticó detenidos con VIH, pero sí con enfermedades infectocontagiosas como el Virus del Papiloma Humano (VPH), en la sede de Poliguaicaipuro.

“Hay varios presos enfermos de hepatitis y tuberculosis y que no están recibiendo los cuidados necesarios”, señaló un detective del cuerpo de policía científica que pidió no ser identificado.

De acuerdo a cifras extraoficiales aportadas por fuentes policiales, debido a la prohibición de revelar los datos a medios de comunicación y organismos no gubernamentales, no se han realizado jornadas médicas en al menos seis de los CDP, por medidas de prohibición de entrada a organismos que quieran apoyar con el tema de salud y a la falta de políticas públicas de salud, para estos centros, que solo son para albergar por 48 horas a los detenidos. «Es una cuestión tan grave que ni están alimentando adecuadamente ni ofreciendo atención médica a los internos», dijo.

En esas dependencias, hay entre seis detenidos con tuberculosis, la mayoría de ellos en la sede de la policía científica, sin tener diagnóstico ni tratamiento. No hay cifras oficiales de las autoridades policiales ni sanitarias. En estas sedes policiales hay un total de 516 detenidos, entre adolescentes y hombres mayores de edad. Solo en alguna de las dependencias hay mujeres. La cifra de detenidos ha sido constatada por UVL, con los datos aportados por familiares, quienes han sido contactados para hacer seguimiento de la situación de salud y verificar los casos.

En la sede del Cicpc se contabilizan tres de los contagiados con tuberculosis, todos refirieron haber tenido la enfermedad y sus familiares reportaron recaídas durante la cuarentena por la pandemia COVID-19. Otros dos detenidos con tuberculosis está en la sede de la policía regional y uno que reportó haber padecido la enfermedad está en la sede de Poliguaicaipuro en Los Teques.

“Mi hijo tiene dos años en la sede de Polisalias y solo han realizado un operativo de salud de una ONG en diciembre de 2019, ahí hay unos 30 detenidos pero ninguno tiene diagnósticos de VIH”, refirió Mildred Marín, familiar de un detenido.

Sin personal para traslados de emergencias médicas

Raida, una abogada de la capital mirandina, es tía de un joven 26 años de edad que tiene nueve meses detenido en la sede del Cicpc, en Los Teques. Ella relató que su sobrino fue diagnosticado con tuberculosis en octubre de 2019. Como pudieron, sus familiares le llevaron el tratamiento y parecía estar estable. Una recaída lo puso entre la vida y la muerte durante la pandemia. Nunca lo llevaron al médico, pese a las suplicas de su tía y su madre.

Pasaron tres semanas sin que recibiera medicación hasta que ella logró conseguir el tratamiento en la Unidad Sanitaria de Los Teques. Solo le dieron en el mes de abril, desde entonces no ha podido llevarle sino analgésicos y antialérgicos.

La salud de su sobrino se ha complicado significativamente. Por eso pasa sus días visitando varias sedes de Sanidad, los tribunales y donde considere que sea necesario para conseguir ayuda y que logren trasladarlo a un centro de salud a recibir tratamiento. “En todos lados hay COVID y en el Cicpc me dicen que no hay funcionarios para hacer traslados a los hospitales ni cuidar detenidos enfermos”, relató.

”Yo no quiero sacar a mi muchacho grave o directo a una funeraria, desde esos calabozos, no puedo dejarlo morir”, dijo.

Pola Del Giudice 

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