Aborto: Un debate necesario

Redaccion El Tequeno

Organizaciones defensoras de la mujer han iniciado una campaña, #MadreSiYoDecido, para colocar en la agenda pública venezolana varios temas relacionados con el derecho femenino a decidir sobre su maternidad.  Un tema difícil.

Casi todas las culturas asocian lo femenino con la maternidad y para la mayoría de las mujeres, embarazarse y parir es el alcance de la felicidad, su realización como persona. 

Tal es el peso de esa asociación que si la mujer no se reproduce puede verse a si misma como un ser incompleto y la sociedad la estigmatiza, la ve feo.  Eso según lo convencional y todos y todas, por más irreverente que seamos somos algo convencionales.

Aún con los tiempos cambiados y avances culturales, no ser madre, por impedimento físico o decisión personal, sigue siendo preocupante.  La mujer infértil suele buscar ayuda médica para dejar de serlo. También muchas lesbianas quieren ser madre y lo son.

La maternidad es un valor para la mayoría de las mujeres, como la paternidad lo es para los hombres.

Inclusive, las mujeres que deciden militar en el NoMo (No Mother), un movimiento feminista cada vez con más fuerza en los países desarrollados,  aún teniendo la capacidad física, social, económica para serlo, tienen que enfrentar la crítica, la presión social, la sanción por no cumplir con la sagrada misión de reproducirse.  

En la campaña #MadreSiYoDecido, hasta ahora, la reivindicación planteada es el aborto como parte de los derechos femeninos. Es de entender que se legalice la interrupción del embarazo cuando se requiere por riesgos de salud de la madre o condiciones el feto,  cuando es producto de violación u otras razones de peso que harían el embarazo indeseable.

Afortunadamente, a estas alturas del partido existen numerosos métodos anticonceptivos eficaces que le permiten a la mujer ejercer el derecho a decidir cuándo, de quién y cuántas veces  concebir.

Por lo demás, abortar o interrumpir el embarazo del hijo o hija que ha concebido es un tema difícil, delicado, del que a la inmensa mayoría de la gente no le gusta hablar, ni pensar y es necesario hacerlo.

El aborto es un tema tabú en muchas sociedades, familias, parejas y hay que ventilarlo, como cualquier otro tema que implique la sexualidad y la reproducción.  Pero, hay que reconocer que es difícil, delicado.

Decidir abortar cuesta, es duro, da miedo.  Podrá ser liberador por un lado, pero, por el otro, tiene riesgos físicos como cualquier intervención quirúrgica, así sea sacarse una muela.  Más cuando hay que realizarlo clandestinamente porque es ilegal. Pero, además, mueve aspectos morales y  psicológicos.  

Aún siendo el aborto legal y con procedimientos médicos adecuados, la mujer puede quedar con eso que llaman remordimiento o culpa y como, por lo general, tiene componentes de vergüenza y miedo (por ser delito en muchos países), se hace clandestinamente y pasa a ser un secreto bien guardado.  Los secretos pesan.

¿Y los hombres, qué?

El aborto tiene muchas aristas morales, religiosas, familiares, legales, médicas, psicológicas, entre otras. Y sí, puede ser un derecho reproductivo pero no exclusivamente femenino cuando el hombre, el padre de la criatura, está presente.  Los derechos reproductivos no son solo femeninos aunque se hayan pensado en la mujer.

Como un cambio social positivo y que nos llena de orgullo a quienes hemos luchado por ello, cada vez más hombres se involucran en el embarazo, crianza y educación de los hijos. Y por supuesto, participan intensamente en el acto reproductivo. 

Reproducción humana sin hombre no existe (a menos que sea asistida y esa, por lo general, poco tiene que ver con el aborto voluntario).  Entonces, la decisión de un aborto, si la pareja existe, no es solo asunto de la mujer.

Dónde queda el derecho del hombre, el padre de la criatura en discusión, a ser padre si quisiera o si no lo quisiera?, Cuál es el derecho del hombre que se involucra en el embarazo (por supuesto, nada que decir, del que sale huyendo) ante la decisión de abortar?. 

Si la mujer tiene la última palabra en la decisión de abortar porque es cuestión de su cuerpo o de su proyecto de vida, vulneraría los derechos reproductivos de su pareja.

Pareciera que el aborto no es solo asunto femenino cuando la pareja existe y es un hombre.  El  asunto es complejo y hay que incluirlo en las consideraciones.

El aborto como derecho

Por la complejidad del acto, hay que traer el tema del aborto a la agenda pública. Pero poco se logrará si las instancias llamadas a legislar se hacen la vista gorda y los oídos ciegos a ese problema social.

En Venezuela nos damos el lujo de tener dos Asambleas con clara mayoría de un sector político cada una y ninguna ha discutido el tema del aborto, ni nada que tenga que tenga que ver con la sexualidad.  Tampoco en el Tribunal Supremo de Justicia.   Los órganos legisladores en Venezuela, tanto del gobierno como de la oposición, son igual de conservadores aunque se digan distintos. Son organismos pacatos.

Mientras esas instancias guardan silencio porque hay cosas más importantes que debatir, muchas mujeres arriesgan sus vidas abortando y muchos hombres son impotentes porque no pueden impedirlo, si quisieran.

Leoncio Barrios | @Leonciobarrios

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