Bajo un estricto protocolo, laboran las peluquerías durante semana de flexibilización

Redaccion El Tequeno

Los altomirandinos han podido volver a las peluquerías, una de las cosas que extrañaban desde que en marzo se implementó el aislamiento social preventivo ante la pandemia del nuevo coronavirus. Y aunque el flujo de clientes no ha sido el esperado, quienes administran agradecen el «respiro económico» que le da la semana de flexibilización. 

Para muchos, se sabe, ir a la peluquería es más que cortarse el pelo. Es una ventana de vínculo social, un gusto, incluso entretenimiento. ¿Lo sigue siendo ahora que ya no hay revistas, ni nadie ofreciendo «cafecito» y, en algunos casos, tampoco nadie con quien charlar?

Es que la reapertura se autorizó a condición de que las peluquerías cumplan un protocolo para minimizar el contagios de covid-19.

Los procesos prevén que los clientes deberán acercarse a los locales solos y con un turno previamente acordado.

Además, tanto los grandes salones como las peluquerías de centros comerciales estarían obligados a no admitir más de una persona cada 15 metros cuadrados de superficie. Esto se traducirá en que, en muchos casos, nunca habrá más de un único cliente en el local.  

El protocolo incluye que las sillas para el lavado de cabeza deberán estar separadas entre sí por al menos 1,5 metros y, por supuesto, el uso de tapabocas o máscaras de protección deberá ser permanente. Si el cliente no los tiene, el local tendrá que facilitárselos. Además, al entrar a la peluquería, habrá que lavarse las manos o higienizarse con alcohol en gel.

No se pueden ofrecer snacks, caramelos, ni café. Solo agua, que deben servir en un vaso individual descartable; deben desinfectar varias veces el surtidor del que provenga. Tampoco pueden compartir revistas, ni catálogos. Cuanto menos material de contacto compartido, mejor.

Las batas, protectores de cuello y las toallas que se usen para los clientes deberán ser, en lo posible, de material desechable. Otra opción es que estén recién lavados a una temperatura de entre 60° y 90°. Las toallas no se podrán reutilizar, deberá evitarse sacudirlas y, tras usarlas, habrá que depositarlas en una bolsa de plástico para llevarlas a la lavandería.
Redacción El Tequeño 

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