Solidaridad sanantoñera se activa para ayudar a damnificados aragueños tras crecida del río El Limón

Redaccion El Tequeno

Si algo caracteriza al sanantoñero es la solidaridad. Desde el pasado jueves y hasta este miércoles se mantendrá activo un centro de acopio para ayudar a los afectados por las inundaciones registradas el pasado miércoles en el estado Aragua.

Alimentos no perecederos, agua, medicinas básicas como antipiréticos, antidiarreicos y antiflamatorios, insumos de higiene personal, tapabocas, colchonetas, velas, sábanas y toallas serán recibidas en la sede de Protección Civil en San Antonio de los Altos.

Axel Vasquez, director de la juventud de la Alcaldía de Los Salías, detalló que la idea es poder entregar el donativo de todos los sanantoñeros el próximo lunes en la población de El Limón de Maracay, donde al menos 300 familias resultaron afectadas por la crecida de dos ríos.

Precisó que las ayudas serán recibida durante todo el día en la sede de PC – Los Salías ubicada en la avenida perimetral Francisco Salias, justo en la entrada a la urbanización Los Castores.

«Actualmente el agua potable es el bien más urgente para los damnificados de El Limón, sin embargo estamos recibiendo cualquier donativo que los vecinos quieran hacer», reseñó Vasquez.

El alcalde José Fernández «Josy» no dudo en asegurar que los sanantoñero aportarán, a pesar de la crítica situación que atraviesa el país, lo que puedan para ayudar a los aragueños en tan difícil momento.

Historias tras la tragedia

Algunas casas que se encuentran a las riberas del río fueron embestidas por las aguas la tarde del pasado miércoles, el nivel de la misma alcanzó 1,80 metros aproximadamente, llevando y dejando bajo el lodo todo a su paso, enseres, electrodomésticos, entre otras cosas.

La familia Blanco, habitante de la zona arrasada, les pasa por detrás de su casa el río, la furia y la fuerza con que subió el nivel alcanzó las paredes de su vivienda, derrumbándolas y dejando bajo el lodo todas sus pertenencias y enseres.

“En esta casa perdimos nuestros corotos, las paredes perimetrales no soportaron la presión del agua y perdimos todo, gracias a Dios que por lo menos estamos vivos”, narró Rafael Blanco.

La misma situación sufrió la familia Espinoza, el vendaval de agua les llevó todos los aparatos electrodomésticos y todos los utensilios de su hogar.

“Empezó a llover y la gente lloraba y gritaba, no encontraban para dónde correr, uno entra en estado de nerviosismo intenso, no encuentras qué hacer, ni cómo salir”, recordó Ines Espinoza.

En cuanto a las pérdidas, aseveró, “la fuerza que tiene el río cuando busca su cauce es impresionante, mi casa sufrió esta embestida tan dura, tuve pérdidas que gracias a Dios fueron materiales, tuve que subirme al techo porque el barro no me deja entrar a mi vivienda, los coroticos quedaron bajo el lodo”.

Comunidades bajo el agua

La furia del agua y la tempestad se apoderó de Los Rausseos y El Progreso, los residentes de estas comunidades se encontraban la tarde del jueves sacando escombros y lodo de las casas que alcanzaron metro y medio de altura.

Ángelo Velásquez señaló, “la experiencia con el río fue bastante devastadora, el primer nivel de mi casa fue tapiado por el lodo, muchos palos bajaron y taponeó la pasarela, eso produjo que el río se rebosara”.

“Perdimos todo, la comida, nevera, refrigerador, los carros están hasta la mitad de lodo, una moto quedó prácticamente bajo la tierra, computadora, entre otras cosas de valor”.

Por otra parte, Daileth Quiñónez resaltó, “fue algo que no lo esperábamos, mi casa está totalmente destruida, nos quedamos sin nada, sólo esperamos que alguien se apiade de nosotros y nos ayude, vivimos un grupo familiar conformado por 2 personas adultas mayores, mi hijo y nieto”.

Otra de las calles que fue afectada por la situación fue la Canaima, los habitantes de dicha arteria vial se encuentran a la intemperie, ya que en muchas de ellas el lodo, ramas y troncos se adueñaron de los pasillos y cuartos de las casas.

Hace 33 años lo viví, para ese momento estaba en Mata Seca contaba con 17 años, hoy estoy en los 50 años y vuelve otra vez la misma situación, es una experiencia bastante fuerte, no perdimos la vida gracias a Dios, pero es irremediable las pérdidas materiales”.

Por otra parte, muchas personas no sólo perdieron enseres y aparatos eléctricos sino también mascotas, que señalaron eran parte de la familia y perdieron la vida durante el paso de la creciente.

“Perdí todo no me quedó nada, mis animalitos se me fueron, los gatos, perros, mi carro también fue afectado y quedó inservible”, narro visiblemente afectada Marisol Blanco.

Con información de Diario El Siglo 

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