«Traslado mascotas a varios países para mantener mi fundación canina en Venezuela»

Redaccion El Tequeno

La migración ha significado para los venezolanos el desmembramiento del núcleo familiar y de amistades. Aunque los avances de la tecnología permiten el acercamiento con los seres queridos a través de los monitores de los celulares y las computadoras, la calidez de los abrazos y  besos es insustituible. Muchos no solo han tenido que dejar atrás a sus parientes. También a sus mascotas con quienes han estrechado vínculos entrañables.

Vía espalante.com

Entre los venezolanos que viven en México suena con insistencia el nombre de un protector de animales que desde hace cinco años ha trasladado perros y gatos para que se reúnan nuevamente con sus dueños. Se trata de Harry Gil. Él se encarga de buscar a las mascotas en cualquier rincón de Venezuela para llevarlas a México, Colombia, Perú, Ecuador y Panamá.

Hasta la fecha ha movilizado cerca de 200 animales, de los cuales 100 se han encontrado con sus dueños en los aeropuertos de Guadalajara, Ciudad de México, Tijuana y Monterrey.»Ellos no viajan encerrados en los kennels de la bodega del avión sino a mi lado, justo en la ventanilla. Los trato con amor y antes de viajar los paseo por las calles de alguna ciudad de Venezuela para que entren en confianza conmigo», cuenta. 

Cuando las mascotas son recibidas por sus propietarios en los aeropuertos se devuelven para despedirse de Harry en señal de agradecimiento. «Es como si te dijeran chamo valoro lo que hiciste por mí», aclara. En promedio Harry traslada entre tres y cuatro mascotas al mes a pesar de los costos que esto implica no solo a nivel monetario sino burocrático. 

«A través de mi  fundación he podido sacar a los animales sin problemas. Hay veterinarios inescrupulosos que cobran hasta 200 dólares entre vacunas y desparasitantes que son indispensables para que puedan viajar. Adicionalmente piden otros 100 dólares para agilizar la permisología ante el Instituto Nacional de Salud Integral», explica.

El servicio que Harry presta no persigue fines lucrativos. El dinero que percibe por los traslados lo invierte en el mantenimiento de una fundación canina que preside en el estado Táchira, Venezuela, que lleva por nombre San Roque en honor al patrono de los perros.

«En el año 2015 tenía en mi apartamento de Venezuela entre 12 y 15 canes y en vista de que no podía mantenerlos por la inflación tomé la decisión de emigrar a México con mi esposa en búsqueda de mejores oportunidades que me permitieran vivir holgado y mantener a las mascotas»,  relata.

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Antes de marcharse vendió sus vehículos y se asoció con su hermano para comprar una finca en el estado Táchira y convertirla en la sede de la fundación. Cercaron el terreno que rodea la vivienda, construida con bahareque, y contrataron a dos empleados que se encargaban del cuidado de los animales.

La organización creció con el paso del tiempo a tal punto que actualmente contabiliza 230 ejemplares. La mayoría son rescatados de la calle. Algunos están enfermos y otros fueron abandonados por sus dueños porque no tenían cómo mantenerlos por la crisis humanitaria que atraviesa el país sureño.

 El personal que tiene al frente del refugio también aumentó de forma vertiginosa. Actualmente suman siete cuidadores y un veterinario. Allí los adoptan, les curan las heridas del maltrato, el abandono y la desnutrición de  que han sido víctimas. Tienen un espacio amplio donde juegan a plenitud y son alimentados bajo un plan nutricional balanceado.

Caos por la pandemia

En estos momentos la fundación atraviesa por una grave crisis económica debido a la cancelación de los vuelos nacionales e internacionales por la pandemia. Los traslados de mascotas están suspendidos hasta nuevo aviso y esto significa que no hay ingresos para costear los gastos operativos.

No hay fechas para la reanudación de los viajes. Solo  incertidumbre. Antes de que se declarara la cuarentena Harry tenía proyectado abrir una nueva ruta de traslados hacia Estados Unidos y Canadá, pero el virus arruinó los planes. «Estoy asfixiado y disponiendo de mis ahorros para pagar la nómina pero hay que salir adelante y mantener a flote el refugio», refiere.

Sin embargo, hay clientes conmovidos que en señal de agradecimiento donan alimentos y medicinas. La ayuda gubernamental es nula. Gloria Banda es una de las tantas personas que ha contribuido para mantener en pie el refugio. «Le agradezco a Harry porque sin dudarlo buscó a mis gatas  en Barquisimeto y las trajo a México. Tenía más de dos años sin verlas. Era un duelo porque una mascota se convierte en un miembro más de la familia. Por eso cada vez que puedo le dono remedios y comida para que pueda seguir con esta labor altruista», dice.

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