Luego de realizar un exhaustivo monitoreo de la situación, la organización no gubernamental Una Ventana a la Libertad determinó que las condiciones de salud de los privados de libertad que se encuentran en los centros de detención preventiva.
Los hallazgos encontrados en el estado Miranda no pueden ser más alarmantes: Ningún caso de enfermedad crónica, contagiosa o viral recibe tratamiento médico adecuado en esta entidad federal del país.
De acuerdo a la investigación realizada, 162 internos padecen de desnutrición severa, 41 tienen tuberculosis, 6 presentaron contagio de COVID-19 y uno padece de VIH/SIDA.
“Entre los meses de mayo y octubre de 2020, ocho privados de libertad murieron por causas relacionadas a tuberculosis, COVID-10 y problemas coronarios”, reveló la investigación.
En el estado Miranda existen 30 centros de detención preventiva que tienen capacidad para albergar a 961 personas.
“Hasta noviembre de 2020 en estos retenes policiales habían 1.728 detenidos, esto se traduce en un hacinamiento del 120%”, dijo Nieto Palma.
Las enfermedades de la piel, como la escabiosis, se presentan con mucha frecuencia porque en los retenes policiales no hay agua para bañarse y los familiares no pueden costear la adquisición de productos de aseo personal.
“Para colmo los privados de libertad deben dormir unos encima de otros y conviven con las heces fecales y la orina que producen a diario”, destacó el abogado Carlos Nieto Palma.
Redacción El Tequeño