90 niños y niñas han muerto y más de 100 han resultado heridos desde que comenzó la invasión rusa a Ucrania, según ha declarado este lunes el fiscal general del país. “El mayor número de víctimas se ha producido en las ciudades de Kiev, Jarkov, Donetsk, Jerson y Sumi”, ha asegurado.
Estas cifras, recogidas por Reuters, no han podido ser verificadas por este diario. El pasado miércoles 9 de marzo, tras el ataque al hospital materno-infantil de Mariupol, en el sur del país, la defensora del pueblo ucrania, Liudmila Denisova, contabilizó que 62 niños habían muerto en 14 días de guerra.
Rusia mantiene que no bombardea objetivos civiles, es decir, zonas residenciales, centros sanitarios y colegios, entre otras instalaciones no militares. Las normas que constituyen el corazón del Derecho Internacional Humanitario —los Convenios de Ginebra de 1949 y sus Protocolos adicionales de 1997— conceden una protección reforzada a los hospitales, que no podrán ser atacados “en ninguna circunstancia”.
Entre las personas “bajo especial protección” figuran también “las parturientas”. Según la Organización Mundial de la Salud, ya antes de bombardear la maternidad de Mariupol, las fuerzas del Kremlin habían atacado al menos 18 instalaciones sanitarias.