Este 11 de julio se cumple un año de la mayor movilización social registrada en décadas en Cuba. Los apagones, la escasez de alimentos y medicinas obligó al pueblo a protestar en las calles y la reacción del régimen antillano ante tal movimiento fue la represión.
El descontento y hartazgo de muchos durante meses convirtió aquel día una protesta espontánea en San Antonio de los Baños (35 kilómetros al suroeste de La Habana) en el catalizador de unas movilizaciones sin precedentes que se extendieron rápidamente en todo el país.
Aupadas por las transmisiones en directo en Facebook, las marchas lograron articularse en cerca de 50 puntos de la isla, con epicentro en la capital.
La mayoría protestaba por la escasez de alimentos y medicinas, la inflación desbocada, la dolarización parcial de la economía y los constantes cortes en la luz, síntomas de una dura crisis económica fruto de los errores en la política nacional, las sanciones de EE.UU. y la pandemia.
