La Casa Blanca está siguiendo con escepticismo la recta final de las elecciones en Venezuela, y varios funcionarios tanto del ejecutivo como de la diplomacia norteamericana preparan volver a aplicar sanciones y sumar a los presidentes de Brasil, Colombia y México a una campaña de presión máxima para aislar todavía más al dictador Nicolás Maduro. «Esta es una administración engañada por su propia torpeza y su buena fe», dice a este diario una fuente conocedora de los planes de contingencia que se discuten en la Casa Blanca, «y eso la hace muy precavida, desde luego no cree que las elecciones del domingo puedan ser libres, porque el régimen ya ha impedido que las condiciones sean libres».
La actitud de la Administración Biden contrasta con las esperanzas de los opositores venezolanos en el exilio en Washington y en Miami. Tras años de acercamiento al régimen, de concesiones encadenadas, de levantar sanciones y hasta liberar sin condiciones al testaferro de Maduro (el ex imputado por fraude Alex Saab) se detecta una cautela extrema entre los actuales funcionarios estadounidenses. Pero no están solos en esas cautelas. Ni los republicanos ni la mayoría de demócratas creen que se estén dando las condiciones para unas elecciones en las que la dictadura va a permitir su autoliquidación. En ese sentido, tanto la Casa Blanca, como el departamento de Estado como el Capitolio contemplan ya las posibles sanciones relacionadas con un fraude electoral.
El diplomático de 76 años se convirtió en candidato tras la inhabilitación de Machado y de Yoris
Para el senador Marco Rubio, republicano de Florida, miembro de la comisión de Inteligencia, queda por ver «lo que pasa en estas elecciones porque él [Maduro] no puede ganar una elección, aquí todo el mundo sabe que Maduro no puede ganar una elección, o se la va a robar, o va a matar a alguien, o va a buscar alguna excusa por la cual no pueda haber esas elecciones». Rubio ha sido una de las voces más críticas con las concesiones del gobierno de Biden ante la dictadura venezolana, que culminaron con el levantamiento de sanciones y el insólito indulto completo a Saab, al que se acusaba de fraude y del que se sospecha que se lucró robando fondos destinados para la ayuda humanitaria. Biden también excarceló a dos sobrinos de Maduro condenados por narcotráfico.
Inhabilitaciones
Según Rubio, las elecciones en Venezuela no serán libres debido a la represión de manifestantes pacíficos, la prohibición arbitraria de la candidatura presidencial de María Corina Machado y la revocación de la invitación a la Unión Europea para enviar observadores internacionales. El senador critica que Biden no haya puesto ya condiciones claras para los comicios y haya detallado las represalias a las que Maduro se enfrenta por un posible fraude electoral.
El que fue embajador especial de la Administración Trump para Venezuela, Elliott Abrams, ha planteado la posibilidad de que EE.UU. ofrezca a Maduro un acuerdo, una suerte de amnistía, la promesa de que no le detendrá y juzgará por los cargos que desde 2022 penden contra él por integrar un cartel de narcotráfico y acciones terroristas en perjuicio de la población norteamericana. Según Abrams, que hoy es investigador principal en el Council of Foreign Relations, «la duda hoy en día es si Maduro permitirá una elección libre y aceptará dejar el poder. Es muy improbable, pero las posibilidades son nulas si Maduro concluye que la derrota electoral significa pasar el resto de su vida en prisión o incluso ser ejecutado por sus numerosos crímenes».
Según argumenta el embajador, «si Maduro va a contemplar dejar el cargo, se debe ofrecer algún acuerdo». «Este fue el desafío al que Nelson Mandela se enfrentó en Sudáfrica también. Tal amnistía siempre es un resultado injusto, permitiendo que quienes organizan golpes y violan derechos humanos escapen del castigo. Pero también es un ingrediente necesario para poner fin a la dictadura y transitar hacia la democracia en muchos casos», añade.
La Administración Biden, sin embargo, no ha hecho, a apenas unos días de los comicios, una oferta abierta, pero no descarta una negociación posterior. Los funcionarios consultados, que piden anonimato para hablar de unas deliberaciones en curso, aseguran que han preparado varios escenarios posibles, entre los que se incluyen «las opciones peores, que acaban con la perpetuación del régimen con violencia».
EE.UU. dispone ahora de inteligencia detallada de la implantación de Rusia en Venezuela, y de un incremento de acciones de desinformación, por medio de campañas en medios propagandísticos en español y acciones coordinadas para dividir a la oposición y apoyar al régimen en redes sociales. La responsable del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de EE.UU. alertó recientemente de un aumento de las visitas de altos funcionarios rusos a Venezuela y sus aliados en Cuba y Nicaragua. En un foro sobre seguridad mantenido el 18 de julio, la general Laura Richardson advirtió de que EE.UU. debe estar alerta ante esas visitas y dejar claro que tiene también una presencia de peso en la zona.
Ante la posible perpetuación del dictador, la Casa Blanca quiere un apoyo de Lula da Silva en Brasil, Gustavo Petro en Colombia y Andrés Manuel López Obrador en México en el proceso sancionador, pues atribuye a los tres promesas de que ante señales de buena voluntad, Maduro aceptaría dar pasos decisivos hacia la democracia. Eso no se ha cumplido, y Maduro ha detenido a opositores e inhabilitado de forma arbitraria a Machado.
Estas serían las represalias
La opción del crudo. Biden quitó varias rondas de sanciones como señal de buena voluntad. La más importante, la de extracción de petróleo. Volver a aplicarla privaría al régimen de ingresos de las petroleras.
Dejar en pie las restricciones al oro. Brevemente, la Casa Blanca retiró las sanciones a la empresa del oro venezolana. Las volvió a implementar cuando se inhabilitó a María Corina Machado.
Imputación de Maduro. Desde 2020, Maduro y sus socios están imputados en EE.UU. por narcotráfico. Eso le dificulta moverse a nivel internacional. El que fue embajador ante Venezuela con Trump propone un acuerdo de amnistía para conseguir un traspaso pacífico de poderes.
La carta del dictador. Maduro sin embargo tiene una carta en este juego: acordó aceptar los repatriados que llegan a la frontera de EE.UU. sin papeles, una medida de alivio migratorio que puede revertir como respuesta.