Adolescentes se ven vulnerables ante trastornos alimenticios y la falta de políticas públicas de salud

Redaccion El Tequeno

Ingerir cantidades grandes de comida, comer aún cuando se está lleno e incluso en secreto pueden ser síntomas de bulimia. En caso contrario, comer muy poco, realizar ejercicios de manera excesiva y miedo a subir de peso son factores que le detectan a quienes padecen anorexia. Ambos responden a un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) y, según expertos ataca mayormente a los adolescentes desde los 12 años de edad, especialmente mujeres.

Prensa de Lara | María B. Jordán 

Mirarse al espejo y sentirse con exceso de peso a pesar de que no es así, son los primeros pensamientos de una persona que sufre del trastorno de la anorexia, situación que lleva a comer muy poco, seguir bajando de peso y abusar del ejercicio porque tiene una percepción distorsionada de su propio cuerpo. Según expertos en el área psicológica y nutricional, el TCA provoca cambios de comportamiento y conducta emocional.

Yeniré Seguerí, psicólogo, explicó que tanto la anorexia como la bulimia puede darse en personas de cualquier edad; sin embargo, los adolescentes tienen mayor probabilidad, en especial mujeres. «La prevención y la detección temprana son importantes, se debe romper los estigmas y hablar del tema porque esto ayuda no sólo a cuidar la salud física, sino también mental».

La psicólogo mencionó que una persona con TCA no aparece por arte de magia, pues son varios factores que intervienen. «Pueden ser de tipo genético, psicológico, social e incluso familiar y personal». Afecta y distorsiona el autoconcepto.

Sentirse angustiado y preocupado por la alimentación son síntoma de TCA, uno porque involucra grandes cantidades de comida y en ocasiones lo hacen en secreto como la bulimia y el otro caso el miedo excesivo de aumentar de peso, así sea una dieta balanceada, incluso se provocan vómitos. Psicólogos comentan que la terapia individual y grupal es importante, donde se incluya enfoques cognitivos para cambiar pensamientos negativos. Además, deben tener atención médica para descartar complicaciones en la salud a través de asesoramiento nutricional.

«No se puede trabajar solo, debe ser un equipo clínico», dijo Susana Raffalli, nutricionista, asegurando que lo principal es atender el área psicológica e incluso psiquiátrica, porque un TCA no es voluntario y por eso radica la importancia de buscar ayuda.

Raffalli explicó que como nutricionista lo primero que deben determinar qué tan grave es el TCA para recomendar un plan de alimentación, según sea el caso, pero detalló que se debe empezar por una dieta a base de vegetales y verduras, además deben incluir yogur, quesos frescos y cereales, como el arroz y el maíz.

La nutricionista dijo que en conjunto con el equipo de profesionales deben ir evaluando el desarrollo y la evolución del paciente que padece el TCA. Agregó que hay casos en los que las personas tienen trastornos previos en la infancia y continúan con esos patrones, asegurando que no sólo se trata de comer mucho o poco, pues la relación familiar y el comportamiento en el entorno tiene mucho que ver.

Expertos hacen un llamado a que se hable del tema para conocer los síntomas y cómo detectarlo a través de jornadas informativas.

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