William Anseume, coordinador de Vente Venezuela en el municipio Guaicaipuro, calificó de insólita la situación que se padece en la entidad en medio de la pandemia mundial por Coronavirus.
«Guaicaipuro no se diferencia mucho, en su lamentable situación, de la que están padeciendo los conciudadanos en el occidente del país, e incluso en toda la nación venezolana. El Coronavirus ha hecho estallar una desmesurada bomba de tiempo en el peor de los momentos», reseñó.
Asegura que se agrava profundamente, con el encierro obligatorio, la inepcia con los servicios: «el problema de la falta de agua, por ejemplo, es vital atenderlo, pero es la falta de gas, de electricidad, y el asunto novedoso de que no hay gasolina en un país que se dice petrolero, sumados, además, los abusos de poder que le echan más leña al fuego» .
-Todo eso es verdad, es sensible y causa un malestar generalizado. Pero incluso el resguardo por el coronavirus pasa a un segundo plano cuando se toca el más grave de los problemas que es el hambre.
El profesor y dirigente político asegura que «el Covid-19 se ha enseñado con Miranda. De hecho, el estado lidera las estadísticas oficiales. El blindaje contra la enfermedad, obliga al encierro como medida de protección. Los hospitales y ambulatorios sabemos cómo están de deteriorados en el municipio, el estado y el país, porque hemos tenido gobernantes despreocupados por la salud».
-Pero el no poder salir a ganarse el sustento diario para la mayoría de nuestros habitantes es un asunto que se traduce en un enorme problema de alimentación. ¿Cómo se enfrenta el Covid-19 con hambre? ¿Cómo se suplen las necesidades vitamínicas? Ni hay como subir las defensas ni hay como lavarse las manos, la ropa, bañarse, en nuestras parroquias. El asunto del hambre es muy serio, porque día a día se consiguen menos productos y porque se encarecen cada vez más»
Anseume agrega que «aquí tendrá que darse obligatoriamente un incremento de productos al subsidio de la alimentación, tendrá que mejorarse la cantidad y la calidad de ellos, pero tendrá que acelerarse intensamente el tiempo de las entregas. No se pueden esperar dos meses o un mes por la llegada de la comida que ya de por sí es un programa humillante, pero que desde el poder se obligó a que fuera indispensable para la vida de muchos, como mecanismo para someternos politicamente. El Covid-19 hará más estragos mientras más débil esté la población. Mientras menos acceso al agua potable haya y mientras los hospitales y ambulatorios sigan igual de desasistidos. Pero el hambre puede llegar a matar más ciudadanos que el coronavirus, por malnutrición, desnutrición y porque puede llegarnos la enfermedad encontrándonos desprovistos de resistencia física para enfrentarla. Es un asunto serio, de Estado, que debe atenderse ya. Para eso debe ser usada de inmediato la ayuda internacional que se ofrece y llega pero no se ve y debe verse con prontitud, por lo menos en el municipio Guaicaipuro.
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