Desde que Aida Merlano Rebolledo llegó en la noche del 10 de marzo a la cárcel El Buen Pastor, su celda de reclusión no le ha cambiado. Es un cuarto de dos metros de ancho por dos de largo que está ubicado en el pabellón número nueve, que alberga a funcionarias públicas procesadas por la justicia.
En el caso de la excongresista, a ese lugar llegó deportada desde Venezuela para terminar de pagar dos condenas impuestas por la Corte Suprema de Justicia. Una es de cinco años y seis meses por violación de topes electorales, y la otra es de 11 años y cuatro meses por corrupción al sufragante.
Desde la llegada de la barranquillera a El Buen Pastor, en ese lugar –del cual se voló en octubre de 2019– volvió a resonar su nombre por varias razones. La más notoria es que el 24 de marzo pasado, en medio de un procedimiento rutinario de requisas, Merlano tuvo un altercado con una guardia que le decomisó un celular oculto en una cartuchera. Esa vez Merlano tuvo un día agitado, ansioso y con labilidad emocional, se lee en el dictamen. Sin embargo, esa no es su actitud cotidiana. Aquí es donde viene otra razón de por qué el nombre de Aida Merlano volvió a ser famoso en la cárcel.
Según conoció EL TIEMPO, ella está en un pabellón aislado de otras partes de la cárcel, y convive con cerca de 10 mujeres. En su celda –de paredes blancas– no comparte con más personas y tiene un baño y una cama famosa porque fue difundida en redes sociales, a través de una foto, la misma noche que llegó a la prisión desde las instalaciones de la Dijín, donde fue reseñada por las autoridades.
El sitio no tiene zonas destapadas y cuenta únicamente con un pasillo que lleva a unas bicicletas estáticas que están a disposición de las internas. Al fondo de ese pabellón nueve hay también una cocina, en la cual las privadas de la libertad pueden procesar sus alimentos, aunque Aida Merlano no lo hace.
En síntesis, fuentes indicaron que Merlano no tiene mucha convivencia con otros patios y que recibe visitas los fines de semana. Eso sí, EL TIEMPO supo que entre personas que conocen de El Buen Pastor corre el rumor de que a la condenada, por estos días, le da igual estar en esa cárcel puesto que sabe que será enviada a una casa fiscal.