Alvaro Crespo vive en San José y Luis Pérez en San Diego. Entre una población y otra hay unos 4 kilómetros de distancia. Ambas padecen desde hace años la precariedad de los servicios de telecomunicaciones, sobre todo los que presta la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (Cantv), en manos del Estado, pero también las empresas privadas.
«Tenemos más de dos años sin servicio de Cantv, ni teléfono ni ABA. No podemos trabajar desde casa y nuestros chamo prácticamente tienen dos años sin estudiar», dijo Crespo.
Pérez, por su parte, depende de la conexión a un servicio de internet inalámbrico que le presta un vecino, porque tampoco tiene teléfono fijo ni ABA desde hace más de un año.
Sin embargo, las constantes fallas de electricidad le impiden conectarse al internet de su vecino, porque al irse la luz, el módem se apaga.
«Es una pesadilla. Últimamente no son tanto los cortes de luz los que nos afectan, sino las fluctuaciones de voltaje. Afectan el funcionamiento de internet y dañan los equipos eléctricos», dijo el hombre.
Redacción El Tequeño