Hasta 10 horas sin energía eléctrica estuvieron el pasado miércoles más de 300 mil personas en Los Salias.
A Marina Carrillo las fallas en el servicio de energía eléctrica le han costado, además de varios electrodomésticos quemados, su estabilidad mental. «Estoy yendo a terapia, esta situación me ha desestabilizado», admite.
El microondas y el televisor se suman a la lista de artefactos que, tras los apagones nacionales registrados desde el mes de marzo, ha tenido que reponer de su vivienda ubicada en el sector La Morita de San Antonio de los Altos.
«El miércoles estuvimos 10 horas sin luz, no hubo jamás respuesta por parte de Corpoelec sobre las razones del apagón», agrega la joven madre, quién asiste a terapia para intentar «equilibrarse» ante la cada vez más crítica situación del país.
La incertidumbre de no saber en qué momento cortan el servicio y peor aún, cuantas horas tardará en regresar, provoca en la población altos niveles de estrés y rabia que repercuten directamente en su salud física y mental, asegura Alicia Hernández, coach y terapeuta familiar.
Alerta que cada día son más las personas que buscan herramientas para poder enfrentar el evidente colapso de los servicios públicos sin que dañe su equilibrio emocional.
«No hay gas, el agua tiene dos meses sin llegar y nos quitan las luz 10 horas seguidas, nos están quebrando emocionalmente, no hay nada peor que esto», agrega Marina.
La situación se repite en prácticamente todas las llamadas ciudades satélite de Caracas. Los habitantes de Los Teques, Carrizal, San Antonio de los Altos, Guarenas y Guatire reportan a diario fallas eléctricas pese a que el Gobierno Nacional aseguró que la Gran Caracas no estaría sometida al plan de administración de carga.
José Fernández «Josy», alcade de Los Salias y presidente de la Asociación de Alcaldes de Venezuela, denuncia que la respuesta de Corpoelec ha sido nula; «miles de millones de dólares aprobados para resolver el problema durante 20 años y si algo sabemos hoy día los venezolanos es que esto va a colapsar».
Narró que en su municipio «estuvimos el miércoles la mitad del día sin energía eléctrica, sabemos que Venezuela se apagará nuevamente y saldrán a echarle la culpa a los marcianos o a los gringos, pero todos sabemos que los culpables son ellos», dijo.
En la capital mirandina los «bajones y apagones» son tan comunes como la falta de agua o gas. «Prácticamente ningún servicio sirve en Los Teques, lo único que le pedimos a Corpoelec es que publique un cronograma con el horario de cortes y cese ésta especie de lotería que nadie quiere ganar y que nos va a volver loco», dijo.
Mil millonarias
Quienes no tuvieron los recursos para poder comprar una planta eléctrica no les quedó otra opción que bajar la santamaria. «Sin electricidad no funcionan los puntos de venta y se daña en cuestión de horas la mercancia que necesita refrigeración», narra José Miguel Vargas, propietario de un abasto.
Vargas pudo comprar una pequeña planta que le permite al menos mantener encendida la nevera, pero otro muchos no pudieron pagar el costo en dólares, «basta con caminar por la avenida Bermúdez de Los Teques para ver todos los locales cerrados, aniquilados por esta tragedia», indica.
«Mi papá le dedico 40 años de su vida a su charcutería, hace un mes tuvo que cerrarla, para él ha sido más duro que la muerte de mi abuela», narra Valentina Pérez.
Daniel Murolo