La argentina Narda Lepes fue elegida como la mejor mujer chef de América Latina en 2020 al resultar la más votada por los críticos que cada año elaboran el ranking de los 50 mejores chefs y restaurantes del mundo, según la lista divulgada este martes.
“En un año donde todo está tan a flor de piel y es tan raro, y requiere tanto de uno con mucha parte emocional en juego, este reconocimiento lo tomo como un empujón a mi carrera”, dijo Lepes a la AFP en reacción al reconocimiento en categoría femenina que recibirá en una gala virtual el próximo 3 de diciembre.
Activista del regreso a las fuentes, Lepes celebró el premio “en un momento donde le estamos prestando más atención a la raíz de la comida”.
“Me gusta tener la oportunidad de poder decir esto de un modo más amplificado: tenemos que ver lo que comemos y replantearnos cómo lo producimos”, enfatizó la cocinera de 48 años de edad.
Nacida en Buenos Aires, Lepes se formó como chef en París y luego regresó a su ciudad natal, donde encabeza un proyecto propio Narda Comedor, en el barrio porteño de Belgrano, en el que enfatiza un menú con prioridad de vegetales y legumbres.
También es la impulsora de la aplicación Comé+Plantas para alentar a un mayor consumo de frutas, verduras y legumbres e integra la Asociación de Cocineros y Empresarios Ligados a la Gastronomía Argentina (ACELGA).
“El reconocimiento de parte de mis pares en una situación así, como la que vivimos, es muy bueno”, valoró Lepes.
Partidaria de la experimentación en la cocina, Lepes promueve la incorporación en sus recetas de vegetales de estación, aprender cuál es la mejor época del año para consumirlos y conocer su cadena de producción para saber qué comemos.
“Necesitamos entender de dónde vienen, cómo se cultivan, cómo llegan a nosotros e incorporar variedad. Tenemos que comer más vegetales”, explicó.
Autora de varios libros, sus recetas se volvieron un clásico a través de programas de televisión y capítulos por entregas de sus secretos de cocina.
Lepes, además, es una de las impulsoras en Argentina de un proyecto de ley de etiquetado frontal de alimentos que está en debate en el Senado y que pretende colocar en forma visible y destacada el contenido de sodio, azúcares, grasas y calorías de los productos.
La democracia muere cuando hay censu