El primer viernes de marzo de 2023, Fernanda de Camejo esperaba recibir los primeros materiales de construcción del refugio para familiares de pacientes de módulos y hospitales del oeste de Caracas, proyecto al que, como pastora de la Iglesia Evangelista Restauradora La Resurrección, en La Vega, dedica sus días.
MARCOS DAVID VALVERDE // ARMANDO.INFO
Qué materiales le entregarían es algo que entonces no habría sabido responder. De hecho, el día en que acudió a la cita a la que la convocó Oswaldo Zamora, director del Consejo de Gobierno Pastoral del Gobierno de Caracas, no le dieron ninguno. Pero sí recibió algo más compacto, nada aparatoso para el traslado: 2.000 dólares en efectivo.
“Zamora me llamó: ‘Fernanda, guerrera, te llamo para decirte que quedaste beneficiada’. Me dijeron que me darían materiales. Cuando llegué me dieron un efectivo. ‘Para que compres lo más necesario para que comiences la obra. Cada mes te vamos a dar’. Esto que tengo es para comprar losacero, para comprar la primera parte, porque es lo más costoso”, relata desde el borde de un farallón que colinda con las ruinas de la centenaria fábrica de Cementos La Vega, empresa expropiada, junto con toda la industria cementera, por Hugo Chávez en 2008. En una parte de ese mismo edificio, cedido a ella por el régimen de Nicolás Maduro, es donde pretende construir el refugio.
“Si hay algo que tenemos claro como cristianos evangélicos es que Dios nos va a proveer lo que necesitemos, solo que Dios va a utilizar a alguien como instrumento: una institución, una persona. Si nos dicen algo de política, nos desligamos, porque sabemos que, por algún lado, la bendición va a fluir. Pero en esta ocasión es así. Ahora me dieron 2.000, pero esperemos que el mes que viene nos den 5.000, 10.000… confiando en el señor”, repite, convencida.
Lo que ocurre en La Vega, un empobrecido sector popular del oeste de la capital de Venezuela, comienza a replicarse en otras partes del país. Así, sin contraloría, sin una rendición de cuentas y sin secularismos, el chavismo reparte fondos a discreción entre pastores evangélicos, en la acometida de una estrategia que se expande más en cada día transcurrido, que es, a su vez, uno menos para la elección presidencial de 2024.
La táctica, no declarada, es consistente: desplazar a los líderes vecinales de abolengo y aupar, con inyecciones de fondos, a otros líderes, los pastores. Es la última apuesta presidencial para buscar los acomodos necesarios ante la proximidad de los comicios en los que se juega, nada menos, la permanencia en el poder. Es la apuesta de Maduro por Jehová.
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