Una pequeña rebelión, encabezada por un grupo de artistas y gestores culturales, cobró fuerza hasta amenazar durante los últimos meses de 2020 con convertirse en la chispa que incendie la pradera castrista después de 62 años de gobierno. Aunque tiene cuatro años en la fragua, es solo ahora que el Movimiento San Isidro se deja conocer en la prensa internacional. Con él ha dejado de ser invisible toda una colectividad de ciudadanos investidos por la web y las redes sociales de un nuevo poder, que intentan seguir adelante contra la represión para transformar los reclamos iniciales por la libertad creativa en una ola de cambio político. Así lo relata desde La Habana uno de sus líderes, Luis Manuel Otero.
Por PATRICIA MARCANO / armando.info
Una calle comercial y bulliciosa en Centro Habana; un joven que recorre una de sus cuadras a paso lento, en un sentido y en el contrario, con las manos arriba mientras alza un cartón con un mensaje, y se detiene por segundos para que su voz, proyectada a través de un tapabocas, y su texto, puedan escucharse y leerse; decenas de personas alrededor que miran mientras otras diez, al menos, apuntan sus celulares a la escena, inusual en ese boulevard San Rafael como en las calles de la capital cubana.
Esos videos circularán por las redes sociales, precisamente desde ese mismo 4 de diciembre de 2020, acompañados con hashtags que más sonarían a consignas, y que recordarán las tres frases que el joven llevaba rotuladas a mano en el cartón: “Libertad”, “No + represión”, “#Free_Denis”.
Fueron dos minutos con 20 segundos de puro atrevimiento para los estándares de tolerancia de las autoridades cubanas. Así como las grabaciones recogieron la protesta unipersonal y la algarabía que detonó entre los viandantes del paseo peatonal, también captaron el momento en que los funcionarios policiales le pusieron fin con el arresto del joven, de nombre Luis Robles. Para evitar ese desenlace de nada valió la solidaridad espontánea de los espectadores, expresada mediante manotazos a los agentes de la represión y gritos para que no se lo llevaran detenido.
El gesto callejero de Robles, aún preso y por quien ahora también piden libertad como lo hizo él ese día con su pancarta, fue la puntilla de una serie de eventos que han sacudido a la isla desde 2016 y que se enmarcan bajo una circunstancia ya más evidente desde el final de 2020 con el denominado Movimiento San Isidro. La aparente apatía del pueblo cubano, ya con 62 años de dictadura encima, ha dado lugar a una novedosa manifestación de rebeldía que, proyectada desde el mundo de la cultura y el arte, ha logrado trascender al resto de la sociedad tras varios años de germinación. Esta vez, para pesar del régimen castrista que intenta ahogarlo a toda costa, la era sí que parece estar pariendo otro corazón.
Luis Manuel Otero Alcántara, artista de 33 años, lo cuenta desde su casa, que ahora no solo es la sede del Movimiento San Isidro, sino su prisión (domiciliaria) por disposición de la Seguridad del Estado. Él, uno de los líderes del movimiento, habla con Armando.info por mensajes de voz vía WhatsApp que logra enviar a ciertas horas, a ratos, en distintos días, cuando aprovecha los datos móviles que tiene porque las agencias del régimen aún no han detectado desde dónde los usa (o fingen no saberlo), y que dosifica para rendir las recargas que logran enviarle sus amigos, regados dentro y fuera de Cuba.
“Eso que pasó con este chico pasó en un contexto en el que todo el mundo sabe que en Cuba, en este momento, hay gente protestando en cada esquina y se está saliendo en cada esquina”, asegura Otero. “Ahora en cualquier lugar una persona puede tener un celular, graba, no lo sube porque no tiene datos pero llega a su casa y lo sube a redes sociales con wifi”, remata. El acceso a internet, tan cotidiano en pleno siglo XXI, es una rareza en la mayor de las Antillas que trae consigo una revolución en la medida en que el Gobierno, a regañadientes, permite su expansión. Al menos así lo han entendido los miembros del Movimiento San Isidro.
El siguiente relato en primera persona es una redacción de Armando.info a partir de ese intercambio de mensajes. Si bien ensamblada por una tercera e intervenida por necesarios arreglos de edición que responden a exigencias de extensión y sentido, la versión busca preservar la voz y cadencia de un protagonista, Luis Manuel Otero, cuyo testimonio ayuda a comprender cómo el reclamo de libertad creativa por parte de un grupo de artistas consigue eco en el resto del país y se constituye en germen de posibles cambios políticos -eso está por verse- frente a un régimen esclerótico que se da a sí mismo por sentado. Por lo pronto, el Movimiento San Isidro, al que el poder no consigue todavía endilgar con eficacia los epítetos de “violento” o “traidor”, ha logrado devolver la atención internacional hacia la represión cotidiana que en Cuba se volvió costumbre, tanto, que dejó de ser noticia. Hasta noviembre de 2020.
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