Todo Gobierno tiene un símbolo, una imagen que marca su mandato. Con Boris Johnson fue la retirada de la bandera británica de los edificios de la UE culminando así el Brexit. Con Rishi Sunak es la llegada del “Bibby Stockholm” al puerto de Portland (Dorset, Inglaterra). Y es aún más polémica. Se trata de un buque de tres pisos con 222 camarotes.
Pero muchos lo han bautizado ya como el “barco de la vergüenza” porque es aquí donde el Ejecutivo mandará a más de 500 solicitantes de asilo como parte de su controvertida nueva política migratoria con la que, a partir de ahora, se detendrá y expulsará a todos los que lleguen por vías irregulares. El propio Downing Street reconoce que puede ser “incompatible” con la Convención Europea de Derechos Humanos.
La barcaza –que tiene aspecto de mole de viviendas sobre el agua- fue recibida el pasado martes en Dorset entre grandes protestas de residentes locales, ONGs y grupos de extrema derecha anti-inmigración. El Ejecutivo la describe como “alojamiento básico y funcional” y asegura será más barato que los hoteles que se utilizan ahora para albergar a los alrededor de 51,000 solicitantes de asilo con un coste al contribuyente de alrededor de 6 millones de libras por día. Pero las ONGs e incluso diputados de sus propias filas, como el tory Richard Drax, aseguran que es “una prisión flotante”.
En teoría, los residentes son libres de entrar y salir cuando quieran, pero en la práctica tendrán que firmar un registro y pasar por la seguridad del puerto. El Ministerio del Interior ha pagado servicios de autobús para llevarles a la cercana Weymouth para acceder a los servicios locales con los que se ha firmado un acuerdo. Una empresa privada ha recibido un contrato de 1.600 millones de libras para gestionar el barco. Por su parte, el Ayuntamiento de Dorset recibe 3.500 libras por plaza ocupada y también una subvención única de casi 380.000 libras.
Sin duda alguna, se trata de la medida más polémica de la era Brexit, reflejo del simbolismo que tuvo la inmigración durante la campaña del histórico referéndum de 2016, en la que los euroescépticos repitieron cuál mantra la importancia de recuperar “el control de las fronteras”.
Aunque «Bibby Stockholm» -construida en 1976 y utilizada ya por Países Bajos hace dos décadas con el mismo propósito- se encuentra ya en puerto, no se espera que los inmigrantes lleguen hasta dentro de al menos una semana, ya que se están realizando trabajos para que sea apto para ser habitado. Entre otros, la embarcación debe conectarse al agua dulce, la red de alcantarillado principal y otros servicios.
Los solicitantes de asilo serán incorporados gradualmente, comenzando con alrededor de 50. Solo serán hombres adultos solteros entre 18 y 65 años. Esto evitará la necesidad de depender de infraestructura como escuelas, maternidad y servicios de guardería. No obstante, hay preocupación ante la decisión del ministerio del Interior de aumentar la capacidad de la barcaza con 222 camarotes para 506 personas. Según la prensa británica eso hará que, cuando llegue a su máxima capacidad, los residentes tengan un espacio habitable más reducido que una plaza de aparcamiento.
El Gobierno señala que espera mantenerlos allí entre tres y seis meses, pero podría extenderse a nueve meses. De momento, la barcaza va a estar en el puerto por 18 meses, pero los plazos se mantendrán bajo revisión.
Cuando el Gobierno holandés utilizó el «Bibby Stockholm» para detener a solicitantes de asilo en la década de 2000, al menos una persona murió y hubo informes de violaciones y abusos. Un inmigrante describió cómo vivían hasta “cuatro personas en una celda”, según un informe de Amnistía Internacional de 2008 obtenido por The Independent. “Solo hay un poco de luz del día… por la mañana los guardias abrían la celda con la nariz tapada para protegerse del hedor. Las condiciones te obligan a la sumisión; te matan psicológicamente”, recalcó.
Las autoridades británicas defienden que la embarcación se usó más tarde para contratos comerciales para albergar a los trabajadores por lo que se llevó a cabo un “programa de renovación importante”.
Cada habitación tiene una ducha, dos camas individuales, ventana, TV, escritorio y armario. Además del mostrador de recepción y Wi-Fi en todo el barco, hay comedor, lavandería, gimnasio, sala de juegos y habitación multiconfesional. La barra de bar ha sido eliminada. Para evitar una presión adicional sobre los servicios locales, el Ministerio del Interior ha pagado al Sistema Nacional de Salud local para que brinde instalaciones médicas en el buque.
Con todo, según las ONGs, el solo hecho de estar en el mar será traumático para muchos afectados ya que la mayoría no saben nadar y el viaje en patera resultó ya una experiencia sumamente dramática.
“Casi todos los cientos de personas traumatizadas que he tratado han soportado horribles viajes a través del mar para llegar a un lugar seguro, ya sea el Canal de la Mancha, el Egeo o el Mediterráneo. Las embarcaciones no están en condiciones de navegar, las personas a bordo generalmente no pueden nadar o no hay suficientes chalecos salvavidas. Pueden haber visto ahogarse a compañeros de viaje. Pero ahora, la propuesta despiadada e inviable de Rishi Sunak hará que los refugiados, incluidos los sobrevivientes de la tortura, sean hacinados en centros de detención flotantes”, denuncia Ann Salter, de la organización `Freedom from Torture´.