Los presuntos miembros de una secta cristiana que ayunaron hasta morir en el sur de Kenia para reunirse con Jesucristo ascienden ya a 318 después de que las autoridades hallasen este miércoles quince cadáveres, informó la Policía.
La comisionada regional de policía de la Costa keniana, Rhoda Onyancha, confirmó esas cifras, registradas desde que empezaron en abril pasado las exhumaciones en el bosque de Shakahola, que se hallan en su tercera fase.
En declaraciones publicadas por medios locales, Onyancha señaló que el número de rescatados con vida asciende a 95, mientras que los reportados como desaparecidos son 613.
Un nuevo sospechoso resultó detenido, lo que eleva a 36 los arrestados en relación con la llamada «masacre de Shakahola».
También este miércoles comparecieron ante el tribunal de Shanzu, en la ciudad costera de Mombasa (sur), el líder de la secta que presuntamente persuadió a las víctimas para ayunar, el pastor Paul Mackenzie, junto con su mujer y otros veintiocho sospechosos.
A petición de la Fiscalía, el juez Yusuf Shikanda ordenó el traslado de Mackenzie y el resto de las comisarías de policía en las que estaban recluidos a la prisión de la urbe costera de Malindi, donde permanecerán hasta una nueva comparecencia prevista para el próximo 21 de junio.
La Fiscalía hizo la solicitud por la visible debilidad de algunos sospechosos (uno ni siquiera podía tenerse en pie en el tribunal) que secundaron una huelga de hambre bajo custodia policial, de forma que en la cárcel sean forzados a comer y se evite el riesgo de muerte.
Quienes no han dejado de alimentarse son Mackenzie y uno de sus asistentes, según la información aportada hoy en el tribunal.
Este lunes, un total de 65 víctimas rescatadas del bosque comparecieron ante el tribunal de Shanzu por supuestamente intentar suicidarse negándose a comer en un centro de rescate.
La Fiscalía presentó una solicitud para que se les deje en prisión preventiva, pues el citado centro ya no puede retenerles.
Casi todos los muertos de la «masacre de Shakahola» han sido exhumados de tumbas y fosas comunes en ese bosque, a excepción de unos pocos que murieron en el hospital por su estado grave.
Las autopsias de más de un centenar de cuerpos evidenciaron que, si bien todos mostraban signos de inanición, los cadáveres de al menos tres menores y un adulto tenían también rastros de estrangulación y asfixia.
Las primeras investigaciones de la Policía apuntan a que los fieles eran forzados a seguir con el ayuno aunque quisieran abandonarlo.
El presidente de Kenia, William Ruto, pidió el pasado 14 de mayo disculpas en nombre del Gobierno por no haber podido impedir las muertes.
Mackenzie, bajo custodia policial desde el pasado 14 de abril, lidera la Good News International Church (Iglesia Internacional de las Buenas Nuevas).
Extaxista, el pastor ya fue detenido el pasado marzo después de ser acusado de la muerte de dos niños en circunstancias similares, pero obtuvo la libertad bajo fianza.