El terremoto de magnitud 7,6 que sacudió el lunes la costa occidental del centro de Japón ha dejado al menos 64 muertos, según informaron este miércoles autoridades locales, mientras cada municipio trata de evaluar el alcance total de los daños y los equipos de rescate batallan por encontrar supervivientes.
En localidades como Wajima, Noto o Suzu, todas cerca del epicentro del seísmo, los ayuntamientos aún están tratando de cuantificar edificios y estructuras derrumbadas.
En Suzu, «en torno al 90 % de las casas ha quedado total o parcialmente destruidas», según indicó el alcalde, Masuhiro Izumiya, en declaraciones recogidas a la agencia de noticias nacional Kyodo.
Los municipios de Wajima y Suzu concentran cada uno 24 fallecidos y el número total de heridos graves en toda la región asciende ya a 22.
Esta mañana, los alcaldes y alcaldesas de la región de Noto se reunieron para informar de la situación e Izumiya reveló que 72 solicitudes de rescate no pudieron ser atendidas, antes de insistir en que la prioridad debe ser salvar vidas.
Un total de 14 ciudades y pueblos sufren cortes de agua, aunque está previsto que el suministro se restablezca en todos ellos a partir de hoy, mientras que unas 33.900 casas sufren cortes de energía en la prefectura de Ishikawa, la más afectada por el temblor.
El terremoto provocó un gran incendio en Wajima, pero los bomberos han logrado finalmente controlar las llamas, según el gobierno de Ishikawa.
Dos días después del seísmo, aún es difícil conocer el alcance total de los daños debido a la cantidad de escombros, zanjas o levantamientos de tierra que bloquean calles y carreteras.
Según la Autoridad de Información Geoespacial japonesa, se han detectado levantamientos de tierra en Wajima de hasta cuatro metros y de hasta uno en Suzu que están dificultando la entrega de suministros de socorro.
A su vez, el tiempo no acompaña hoy en la región más afectada debido a las lluvias, lo que supone un obstáculo para los helicópteros de socorro.
La Agencia Meteorológica de Japón (JMA) ha advertido que incluso precipitaciones escasas pueden incrementar el riesgo de que se produzcan corrimientos de tierra.
Según los últimos datos publicados el martes al respecto, más de 57.000 personas continuaban evacuadas en las prefecturas de Ishikawa y Niigata, mientras que un millar de efectivos de las Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) participaban en labores de rescate y asistencia.
El terremoto que golpeó la península de Noto -una zona en la que se sabe que hay fallas activas- el lunes, tuvo su epicentro a 30 kilómetros al noreste de Wajima y alcanzó el nivel 7 en la escala cerrada de 7 japonesa, que se centra en el poder destructivo del temblor.
El nivel 7 describe una vibración del suelo que hace imposible permanecer de pie.
Este terremoto, el más devastador en Japón desde el de 2016 en la prefectura de Kumamoto (que dejó más de 200 muertos), es el primero de nivel 7 en registrarse en el país desde 2018, cuando un seísmo alcanzó el nivel 7 en la isla de Hokkaido.
Sin embargo, ese temblor no provocó grandes daños al producirse en una zona muy escasamente poblada del país.
El terremoto del lunes obligó además a activar la alerta por tsunami en buena parte de las costas del archipiélago durante casi un día entero, aunque las subidas del nivel del mar registradas afortunadamente no produjeron daños importantes.
EFE