Cuba tiene en su industria de biotecnología una de sus mejores credenciales para fortalecer la cooperación entre naciones del Sur global en el ámbito científico y tecnológico y podrá exponerla durante la Cumbre del Grupo de Países del Grupo de los 77 + China, que acogerá La Habana el viernes 15 y el sábado 16.
Al encuentro asistirán más de 100 delegaciones, más de una veintena encabezadas por jefes de estado y gobierno como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el argentino Alberto Fernández, el colombiano Gustavo Petro, el boliviano Luis Arce, el iraquí Abdelatif Rashid, el angolano João Lourenço y el palestino Mahmud Abás.
También concurrirán el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres y el director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Qu Dongyu, además de otros representantes de organismos internacionales.
Como anfitrión, el gobierno cubano decidió enfocar la cumbre en los desafíos de la ciencia, la tecnología y la innovación para la cooperación Sur-Sur.
Como antesala a esta reunión, el 7 de septiembre, China y Cuba suscribieron en La Habana acuerdos para el desarrollo conjunto de un péptido sintético con acción anticancerígena, así como para la investigación y desarrollo clínico de productos de la empresa mixta Biotech Pharmaceutical.
Pactaron además conformar dos empresas mixtas complementarias en ambos países, dedicadas al desarrollo de terapias celulares, durante la XII Reunión del Grupo de Trabajo Conjunto de la Biotecnología Cuba-China, efectuada en La Habana los días 6 y 7.
La estrategia apunta a continuar el intercambio científico en ámbitos como la biomedicina, la agrobiotecnología, las vacunas veterinarias, además de estimular nuevos modelos de negocios, trascendió.
Wu Hao, secretario general de la Comisión Nacional de Desarrollo de Reforma de China, lideró la delegación asiática de más de 40 representantes del sector gubernamental y empresarial.
Al recibir a integrantes del grupo, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ponderó la creación de empresas mixtas de biotecnología, al considerarlas “exitosas” y “una fortaleza para la cooperación entre ambos países” con beneficios para ellas y “la salud de nuestros pueblos”.
El mandatario subrayó que “eso nos permitirá trabajar de conjunto el mercado para América Latina y el Caribe. Ello podría ser una prioridad de trabajo para el próximo periodo”.
Tras dos décadas de cooperación en esta área, China y Cuba comparten tres empresas mixtas en el campo de la biotecnología, así como laboratorios y centros de investigación y desarrollo científico.
A inicios de junio, ambos países presentaron a la Oficina Nacional de la Propiedad Intelectual del país asiático la primera patente de la vacuna Pan-Corona contra cepas de coronavirus, desarrollada en el centro chino-cubano de Investigación, Desarrollo e Innovación en la ciudad de Yongzhou, en la provincia de Hunan.
“Estamos previendo la aparición de un nuevo agente de estos que dé lugar a una emergencia sanitaria. Una vacuna de este tipo pudiera ser un primer nivel de contención, porque es una vacuna que funciona para neutralizar los coronavirus en general”, señaló Eduardo Martínez, presidente de la estatal BioCubaFarma,
Fundado en 2012 con sede en la capital cubana, dicho grupo empresarial concentra a más de una treintena de empresas asociadas a instituciones de investigaciones biotecnológicas y de ingeniería genética, además de enfocarse en la comercialización de medicamentos, equipos y servicios de alta tecnología.
Cumbre para la ciencia, tecnología e innovación
Con el tema central de “Retos actuales del desarrollo: Papel de la ciencia, la tecnología y la innovación”, se celebrará la Cumbre del G77 + China, del cual este país ostenta la presidencia pro témpore este año.
Fundado en 1964 y considerada la coalición más grande de países del Sur en desarrollo en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el bloque lo integran actualmente 134 Estados, que representan dos terceras partes de los miembros de organismo mundial y 80 % de la población mundial.
Entre varios puntos, el proyecto de la conclusiva declaración política de la reunión rechaza los monopolios tecnológicos y otras prácticas desleales, defiende la propiedad intelectual, la transferencia de tecnologías, el papel de la ciencia, la innovación, las investigaciones y su financiamiento.
El texto llama a cerrar las brechas científicas y tecnológicas entre los países y promover la cooperación internacional, tanto la Norte-Sur como la Sur-Sur, con el fin de intercambiar experiencias y transferir tecnologías que favorezcan a las naciones en desarrollo.
Desarrollada desde la década de los 80, la industria biotecnológica cubana cuenta con calificados recursos humanos y una infraestructura instalada, lo cual constituye una fortaleza para establecer acuerdos de cooperación en el ámbito científico.
Además de soberanía, este sector aporta fármacos de alto valor agregado que satisfacen parte de las necesidades del sistema de salud pública universal y gratuito, cuyos precios internacionales complicarían las posibilidades de adquirirlos, debido a las dificultades financieras internas.
La posibilidad de establecer convenios en esta área con otras naciones en desarrollo resultaría una oportunidad para países que encuentran obstáculos para acceder a vacunas y medicamentos de última generación debido a las patentes, la desigual comercialización o políticas de sanciones, algo criticado por la ONU.
Cuba fue el primer país de América Latina y el Caribe en disponer de vacunas propias -Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus- contra el virus Sars Cov-2, causante de la covid, con las cuales inmunizó a casi la totalidad de sus 11 millones de habitantes.
Aunque sigue pendiente le aval por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que abriría las puertas para su distribución en el mundo, las vacunas cubanas anticovid han sido utilizadas en México, Venezuela, Nicaragua, Siria y Vietnam, o logrado la transferencia tecnológica, como en el caso de Irán.
Fármacos innovadores
Cuba produce ocho de las 13 vacunas del programa nacional de inmunización.
Sobresalen, por ejemplo, las desarrolladas contra la meningitis B y C, la Heberbiovac HB, contra la hepatitis B y la Quimi-Hib, vacuna conjugada contra la bacteria Haemophilus influenzae tipo B, estas dos últimas precalificadas por la OMS
Desarrollada por el Centro de Inmunología Molecular (CIM), en La Habana, la vacuna terapéutica CIMAvax-EGF para el tratamiento del cáncer de pulmón es utilizada en ensayos clínicos en Estados Unidos, a partir de la colaboración entre científicos de la isla y del estadounidense Instituto del Cáncer Roswell Park.
En enero, las autoridades de Estados Unidos renovaron hasta noviembre de 2027 la licencia de colaboración entre ambos centros, mientras se mantiene activa la empresa biotecnológica cubana-estadounidense Innovative Immunotherapy Alliance, fundada en septiembre de 2018, con sede en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, 45 kilómetros al oeste de La Habana.
El medicamento cubano Heberprot-P reduce en más de 70 % el índice de amputaciones en pacientes con úlceras del pie diabético en estados avanzados, un significativo aporte a la calidad de vida de las y los pacientes, muestran estudios clínicos.
Otro proyecto busca concretar una vacuna preventiva contra los cuatro serotipos del dengue, mientras en estos momentos se efectúa en la central provincia de Cienfuegos un ensayo comunitario de intervención en población pediátrica del proyecto de vacuna heptavalente Quimi-Vio contra la bacteria del neumococo (Streptococcus pneumoniae).
También avanzan investigaciones de un fármaco contra el virus del papiloma humano, algunos de alto riesgo para el desarrollo de cáncer cérvico-uterino, garganta y en zonas genitales de mujeres y hombres.
El Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed) es una Autoridad Reguladora Nacional de nivel IV, y es de referencia para la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en la región, otra de las credenciales de la isla en el ámbito científico.
Según analistas, la biotecnología y la industria farmacéutica pueden hacer un mayor aporte a la cartera de exportación de productos de alta tecnología en Cuba, a fin de garantizar o recuperar la inversión en esa área.
La divisa generada por algunas empresas mixtas del sector permite comprar materias primas o medicamentos genéricos para el abastecimiento interno de antibióticos, ansiolíticos, antihipertensivos y diuréticos, antisicóticos, antihistamínicos e inyectables, entre otros, con un pronunciado déficit en los últimos años debido a la crisis económica que arrastra el país y los efectos del embargo estadounidense.
Debido a su población, la isla tiene una reducida demanda interna para los productos biotecnológicos por lo cual “la orientación exportadora constituye una condición imprescindible para lograr la viabilidad económica”, apunta el economista cubano Omar Everleny Pérez Villanueva.
Considera el experto que al incursionar en un área dominada por países desarrollados y pocas empresas transnacionales, la biotecnología necesita enormes recursos financieros para la investigación y desarrollo competitivo, de los que Cuba carece.
“De ahí que el reto consista en cómo lograr su supervivencia en las condiciones del país en el corto plazo”, argumenta.
ED: EG