Las transacciones en dólares en Venezuela han superado el 53% en los últimos seis meses. El esfuerzo del gobierno de Nicolás Maduro por evitar la multimoneda en la economía venezolana, luego de un proceso de flexibilización que el mismo propició, ha sido insuficiente.
Aun así, no ha dejado de remar hacia esa dirección. Para la firma Ecoanalítica, desdolarizar el país no será tarea sencilla, precisamente cuando se tiene en consideración que US$4.825 millones en efectivo circulan en la nación suramericana actualmente. A pesar de ello, otros analistas financieros estiman que el objetivo es factible por no ser absoluto el uso del billete estadounidense, aunque esto resulte insostenible para el contexto venezolano.
“No hay una dolarización formal, por lo que sería más o menos factible a mediano plazo. Está el caso clásico de Bolivia, donde el 90% de los depósitos después de las hiperinflaciones estaban en divisas y lentamente con políticas paulatinas de estímulo de ahorro en pesos bolivianos y estímulos fiscales para manejar la moneda local, pudieron revertir esa situación y convertir casi todo el dinero circulante, eso se puede realizar y más en un país petrolero, donde la renta todavía es muchísimo más grande”, comenta el economista Manuel Sutherland, director del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO).
A su juicio, Venezuela no cuenta con un escenario idóneo para avanzar en un proceso como éste, para el que se requieren grandes ingresos y una estabilidad significativa en cuanto al equilibrio fiscal. “Se necesita tener el déficit fiscal en cero, una balanza de pago estable, normas que garanticen la emisión de dinero del Banco Central de forma estricta y llanamente relacionada con las necesidades económicas, así como acuerdos y un pacto social”, agrega en conversación con Bloomberg Línea.
Darle valor al bolívar y convertirla nuevamente en una moneda atractiva además debe ser prioridad, y Sutherland lo cree distante aún. “Es una tarea técnica cuesta arriba, se debe superar la crisis política, cambiar las normas estatales, el gobierno no creo que tenga las posibilidades de hacer eso, no tiene las capacidades técnicas, la credibilidad ni las potencialidades de organización económica. Llevan años aplicando políticas económicas nocivas y erróneas”.
Insertar a Venezuela en la iniciativa de desdolarización mundial fue la propuesta hecha por Nicolás Maduro en una alocución tres semanas después de un ajuste para las bonificaciones en dólares. En simultáneo, su vicepresidente Delcy Rodríguez hablaba en el Foro Económico Internacional (SPIEF) en San Petersburgo sobre aplicar lo propio en el mercado petrolero.
Especialistas como Leonardo Buniak han considerado que se trata de una retórica política sin consecuencias técnicas que permitan concretar el plan de la administración chavista, sancionada por Estados Unidos, aunque se afinque en el respaldo de sus aliados árabes.
La incongruencia en el discurso oficial, en el que se habla de desdolarizar y se activan mecanismos como el impuesto adicional para los pagos en dólares que tiene como objetivo incentivar el uso de bolívares, pero a la vez anuncia ajustes de bonificaciones sociales indexados en divisas, es solo parte del pragmatismo implementado por la administración de Maduro, de acuerdo al economista Alejandro Grisanti.
Es por tal motivo que el profesor Ronald Balza, economista y decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), no ve con sentido la desdolarización ni la dolarización plena. “Tratar de impedir que se dejé de usar una moneda para favorecer a otra, lo que se genera son costos transaccionales. Es preferible que haya libre intercambio de todas las monedas como ocurre en las casas de cambio, fronteras, aeropuertos, porque son los individuos los que pueden decidir”, señala en contacto con BBL. “Cuando se dice que hay que desdolarizar para darle fuerza a la moneda nacional, se dan argumentos que no son esenciales. La inestabilidad monetaria es consecuencia de el desequilibrio fiscal financiado con dinero emitido por el Banco Central. Más que pensar en dolarizar o desdolarizar, hay qué pensar en una política fiscal que tome en cuenta sus efectos monetarios”, destaca.