Las elecciones presidenciales de 2024 en Venezuela están a la vuelta de la esquina. En menos de dos semanas, los venezolanos decidirán el futuro político y, posiblemente, democrático de su país. Nicolás Maduro, representando al chavismo, y Edmundo González, figura de la oposición, se enfrentarán en las urnas el próximo 28 de julio.
Estos comicios, los primeros en muchos años que presentan una posibilidad real de cambio en la dirigencia política, han puesto en el centro de atención la oportunidad de normalizar las relaciones internacionales de Venezuela en todos los frentes.
El primer obstáculo será que el oficialismo reconozca una eventual derrota y permita la transición democrática, afirmó Theodore Kahn, director asociado de Colombia y la Región Andina de la consultora Control Risks.
“Una cosa es que la oposición gane la elección y otra cosa es que efectivamente se dé una transición. Evidentemente, existe el escenario donde la oposición gana más votos, pero Maduro, a través de su control de las instituciones electorales y jurídicas, encuentra el pretexto para anular o desconocer el resultado”, precisó en respuesta a Bloomberg Línea.
Sin embargo, Kahn no descarta que, de lograrse una transición a un nuevo gobierno encabezado por González Urrutia, “se puede esperar un impacto enorme en las relaciones internacionales”, debido al respaldo que podría llegar desde Estados Unidos y la Unión Europea (UE), tanto político como financiero, para lo que sería “indudablemente una transición compleja, tensa y con bastantes riesgos”.
Una victoria de la oposición en Venezuela no será un cambio “inmediato”
En los últimos años, Venezuela ha mantenido diferentes diálogos con la oposición, Estados Unidos y algunos países garantes. A través de estos diálogos, la administración de Maduro logró resoluciones específicas para desmontar algunas sanciones sectoriales a su economía, especialmente en el campo petrolero, consolidadas en el Acuerdo de Barbados. Sin embargo, su negativa a permitir una participación libre de la oposición en las elecciones de julio y otros desvíos resultaron en la no renovación de las licencias que levantaron las sanciones.
No obstante, con la contienda electoral cerca y mucho en juego, Maduro recurrió nuevamente a un discurso de acercamiento con Estados Unidos, señalando a principios de julio que los diálogos con la potencia norteamericana se habían reanudado.
Para Ronal Rodríguez, investigador y vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario en Colombia, una victoria de la oposición no resultará en un cambio inmediato en la estructura del Estado venezolano, incluyendo su política exterior.
“Todavía el nivel de incertidumbre es bastante alto y particularmente en política exterior la incertidumbre sería importante, porque como lo decía, este es un tema que atraviesa toda la dinámica del Estado y no cambia únicamente con la llegada de un presidente”, señaló en conversación con Bloomberg Línea.
Rodríguez reiteró que, aunque un presidente puede tener una gran incidencia en la política exterior de un país, “las grandes líneas de la política exterior no son cambiadas o no se cambian con tanta rapidez”, por lo que, de cara a una victoria de González, habría que esperar a que se concrete su posesión presidencial.
Confianza y apoyo financiero, los retos de la oposición si llega al poder
Una buena parte de los países de América Latina, así como la UE y Estados Unidos, se han solidarizado con uno de los principales fenómenos generado durante el gobierno de Maduro y su crisis económica: la migración masiva.
Al menos 7.774.000 venezolanos han salido de su país en las últimas dos décadas, la mayoría en los últimos años, con una permanencia principal en Colombia y países cercanos, de acuerdo con la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).
Aunque la situación migratoria ha mantenido a la comunidad internacional atenta al país, Rodríguez defiende que el nuevo gobierno debe trabajar de manera insistente en recuperar la confianza a largo plazo sobre la economía de su país y crear los escenarios necesarios para poder acceder a préstamos de la banca multilateral.
Venezuela solo podrá volver a ser un país próspero “con ayuda de la banca multilateral”, explicó el académico Ronal Rodríguez, para lo cual se requiere de una estructura de confianza en el sistema legal del país, y “que en un eventual repunte del chavismo no se va a desestructurar esa ayuda”.
En esta nueva ola de apoyos y cooperación internacional, se vería el apoyo incondicional de Estados Unidos, la UE y aliados como Reino Unido, Canadá, Australia y otros si ganara Edmundo González, indicó Theodore Kahn, de Control Risks.
Las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la economía venezolana en 2024 se acercan al 4%, por encima del crecimiento regional, aunque son estimaciones rodeadas de “gran incertidumbre”, según el propio organismo.
Asimismo, la oposición deberá enfrentar otro gran problema económico: la inflación. Hasta junio del presente año, el indicador llegó al 18,1% acumulado, mientras que se espera que la inflación interanual se ubique entre el 60% y el 65% al cierre de 2024, según las cifras del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF).
“Sin duda, las sanciones principales de Estados Unidos —las que prohibían transacciones en el sector petrolero, financiero y con el sector público— se levantarán si se da una transición real, lo cual abre un campo grande para inversiones privadas en el país”, reiteró Kahn.
“La situación de los aliados de Venezuela es bastante compleja”
Pero no se trata solo de confianza. La reconfiguración de las alianzas internacionales no será una tarea fácil para Edmundo González y su gobierno, en caso de ganar las elecciones del 28 de julio y poder comenzar su mandato en enero de 2025.
En esta carrera electoral, el chavismo está luchando por su permanencia en el poder tras 25 años desde la revolución bolivariana. Y producto de su largo camino al frente del país, ha consolidado alianzas de las cuales no se conoce su profundidad, con Rusia, China, Turquía e Irán.
“Ahora, Venezuela tiene unos compromisos con potencias extracontinentales y las potencias occidentales desconfían profundamente de Venezuela (…). Venezuela ya no tiene la misma importancia y relevancia geopolítica que tuvo en el pasado y eso hace que sus alianzas se vuelvan muchísimo más complejas”, fueron las palabras de Rodríguez para referirse a la reconfiguración de las relaciones internacionales, al añadir que recuperar esas alianzas lleva tiempo.
Bajo su mirada, uno de los principales problemas con las relaciones existentes con Rusia, China, Turquía e Irán, es la poca claridad sobre la dimensión de esas relaciones y los compromisos adquiridos a largo plazo.
Por esta razón, asegura que es difícil que un gobierno de oposición pueda desconocer los acuerdos firmados con las potencias extracontinentales o pretender reemplazarlos con potencias occidentales. “Esos países tienen una posición ganada y no van a ceder fácilmente lo que ya han logrado conseguir en Venezuela”, dijo.
Desde Control Risks defienden que el país podría tener un cambio importante en su relación con Rusia, pues un gobierno de oposición estaría alineado con Washington en términos geopolíticos, por lo cual la cooperación militar, financiera y comercial con Rusia se acabaría.
Con información de Bloomberg Línea.