Mientras siguen agitadas las aguas en el panorama político, Brasil superó este domingo la barrera de los 100 mil casos producto del coronavirus, con más de 7 mil víctimas mortales, aunque su presidente, Jair Bolsonaro, volvió a manifestarse contra la cuarentena.
Adicionalmente, expertos sanitarios anticipan un agravamiento de la crisis sanitaria, pues el pico de la pandemia está previsto que llegue en las próximas semanas, con los sistemas de salud pública de algunos estados ya colapsados ante el crecimiento exponencial de los casos.
Pese a esto, Bolsonaro reiteró este domingo ante miles de seguidores en Brasilia su oposición a las medidas de confinamiento.»La destrucción de los empleos por parte de algunos gobernadores es irresponsable e inadmisible. Vamos a pagarlo caro en el futuro», manifestó el mandatario, quien añadió que «el pueblo está con nosotros, y el ejército está del lado de la ley, del orden, de la libertad y de la democracia».
Por estados, Sao Paulo, el más rico y poblado de Brasil, con unos 46 millones de habitantes, continúa siendo el más golpeado por la pandemia con 2.627 fallecidos y 31.772 infectados por covid-19.
Por detrás se sitúa el estado de Río de Janeiro, el tercero más populoso del país, con 17 millones de habitantes, al contabilizar 1.019 muertes y 11.139 infectados.
Y otro de los estados que preocupa es el de Amazonas, fronterizo con Venezuela, que registra 548 fallecidos y 6.683 casos, con apenas 4 millones de habitantes y cuyos servicios hospitalarios y funerarios están completamente desbordados.
En este sentido, el ministro de Salud, Nelson Teich, está en Manaos, la capital de Amazonas, para acompañar de cerca la dramática situación de la región. Hasta allí llegaron en la víspera dos aviones de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) con equipamientos médicos, mascarillas, entre otros materiales sanitarios.
Bolsonaro mueve piezas
Pasando al ámbito político, Bolsonaro nombró este lunes al comisario Rolando Alexandre de Souza como nuevo director de la Policía Federal, en sustitución de Maurício Valeixo, cuya destitución provocó la renuncia del exministro Sergio Moro por supuesta «interferencia política».
De Souza es considerado como el «brazo derecho» de Alexandre Ramagem, director de los servicios secretos de Brasil y quien había sido propuesto inicialmente por Bolsonaro como director de la Policía Federal.
Ramagem llegó a ser designado como jefe de la Policía Federal, pero su nombramiento fue impedido por un magistrado del Tribunal Supremo, quien atendió una demanda que denunciaba estrechos lazos de amistad que unen al comisario con la familia Bolsonaro y objetó que asumiera un organismo al que la Constitución le reserva autonomía.
La dirección de la Policía Federal era ocupada hasta hace dos semanas por Mauricio Valeixo, cuya destitución por parte de Bolsonaro motivó la renuncia al Ministerio de Justicia de Moro, quien afirmó que el mandatario pretendía «interferir políticamente» en las investigaciones de ese órgano policia.
En manos de la Policía Federal están algunas investigaciones que afectan a dos de los cuatro hijos de Bolsonaro, el senador Flavio y el concejal de Río de Janeiro, Carlos.
Pero la Policía Federal también será responsable de una nueva investigación, pedida por la Fiscalía General y autorizada por el Supremo, referida a las acusaciones de Moro y otras presuntas irregularidades que el exmagistrado vertió sobre el presidente Bolsonaro al anunciar su renuncia.
Moro, quien como juez de la Lava Jato se alzó como uno de los mayores símbolos contra la corrupción en Brasil, acudió el pasado sábado a la Policía Federal en Curitiba para prestar declaración durante un interrogatorio que se prolongó 8 horas.
Asimismo, aseguró en una entrevista a la revista Veja que posee pruebas que incriminarían al gobernante y que, según medios locales, entregó a las autoridades.
La Policía Federal seguirá ahora recolectando pruebas y testimonios que ayuden a esclarecer el caso y, una vez concluida su pericia, presentará un informe a la Fiscalía General, que decidirá si presenta o no una denuncia contra alguno de los investigados.
Si hubiera indicios suficientes contra Bolsonaro, la Fiscalía pudiera presentar una denuncia formal ante el Supremo, que solo podría abrir un juicio si así lo aprueba una mayoría de dos tercios de los votos en la Cámara de Diputados.
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