Como parte del abordaje multidisciplinario, para el paciente con cáncer es necesario contar con la atención nutricional adecuada que le brinde soporte y que no solo se dedique a cubrir el requerimiento calórico, es necesaria la asesoría con respecto a sus inquietudes y realizar recomendaciones aplicables antes, durante y después del tratamiento, todo con la finalidad de reforzar que un estilo de vida saludable basado en la toma de decisiones inteligentes, tal como el hacer buenas combinaciones de alimentos, en cantidades adecuadas y variadas, evitando el consumo de irritantes, aditivos y colorantes, se complementaran con el tratamiento médico como soporte integral a la salud.
Más allá de que existen factores de riesgo como el consumo de tabaco, el sexo y la edad que pueden favorecer el desarrollo de la enfermedad, es importante reforzar que se pueden adoptar hábitos saludables de manera preventiva y disminuir el riesgo, y ya una vez en tratamiento según la fase en la que se encuentre la persona contribuir también a afrontar mejor los síntomas y acompañar favoreciendo la recuperación con una mejor calidad de vida.
Una buena nutrición tanto en la salud como en la enfermedad, es brindar una alimentación sana y adecuada con consejos sobre los hábitos alimenticios de manera didáctica y aplicables a la realidad, superando las contradicciones para ganar salud y mejorar el funcionamiento del organismo, evitando las carencias nutricionales, por tanto, es necesario entender que no se trata de cantidad sino de calidad, así como de algunos nutrientes específicos para brindar más energía.
Algunas recomendaciones generales son:
-Comer cereales, tubérculos, proteínas, vegetales, frutas, lácteos y grasas saludables
-Aumentar el consumo de vegetales y frutas para obtener el máximo beneficio de las vitaminas y minerales que estos aportan, así como el colorido y su rico sabor
-Seleccionar alimentos ricos en fibra integral como pan integral, arroz y pasta integral, granos, hortalizas y frutas
-Incluir siempre proteínas como carnes magras, pescados, huevos y granos
-Distribuir las comidas en porciones pequeñas y aumentar el número de veces al día, de manera tal que se realicen el desayuno, merienda, almuerzo, merienda y cena
-No dejar pasar más de 3 horas entre una comida y otra
-Mantener la hidratación durante el día con el consumo de agua, infusiones, té y caldos
-Ocasional comer postres caseros evitando las pastelerías y alimentos industrializados
-Evitar el consumo de bebidas irritantes y alcohólicas
-Realizar actividad física ligera si su médico y energía lo permite
Finalmente, es importante entender que según el diagnóstico las necesidades pueden cambiar por lo que siempre se debe vigilar el aporte calórico, dar respuesta a las dudas respecto al consumo de ciertos alimentos que han sido catalogados por tener efectos cancerígenos, ya que muchos realmente dependen de la frecuencia forma de preparación y otros no cuentan con evidencia científica al respecto, de igual manera que sucede con los suplementos y complementos dietéticos, por lo que se debe siempre consultar al profesional de la nutrición para un mejor tratamiento nutricional, ya que es a través del plan de alimentación como se ajustaran los requerimientos según la presencia o no de cansancio, fatiga, anorexia, debilidad, entre otros signos y síntomas para implementar cambios y apoyar según los gustos del paciente e incluso se puede sugerir la atención emocional para una mejor evolución.
Lcda. Ania Pulido
Nutricionista y Dietista U.C.V.
Consejera en Lactancia Materna
Coach Nutricional
Contacto: 0412-7247565