Venezuela sigue agobiada por las deficiencias en los servicios públicos, considerando que 82% de la población sufre por cortes eléctricos, 89% con suministro irregular del agua y 93% del suministro reducido de combustible. Una realidad que desnuda el informe del Observatorio Social Humanitario (OSH) y lamenta la falta de políticas para tener una mejor calidad de vida, así como rechaza la violación continuada de los derechos humanos.
López – Jordán / La Prensa de Lara
Esta vitrina habla del nerviosismo que atraviesan las familias, al punto de comprometer sus actividades domésticas y obstaculizar el aparato productivo. Escenas tan cotidianas, que denuncian la falta de amparo por las autoridades, con trabajadores a los que les cuesta llegar a sus empleos porque no pueden esperar ese lapso de hasta 12 horas para equipar sus autos de combustible y que se refleja en el usuario del transporte público, limitado de unidades porque llevan un tiempo indeterminado para surtir con gasolina o gasoil.
«La situación del país está lejos de normalizarse y ni siquiera Caracas se escapa de las fallas», señala Ángel Subero, concejal y miembro del OSH, al recordar que siempre se ha tenido al Distrito Capital como una de las burbujas, menos golpeadas por concentrar a los poderes del país. Lamentó que el discurso oficial busque ocultar una crisis humanitaria, mientras el pueblo venezolano se repone a diario de condiciones precarias que limitan el desarrollo como nación.
Se fundamenta en ese registro que impacta al 82% de la población que padece por cortes eléctricos y allí hasta 34% con bajones que han dañado algún electrodoméstico. Luego con el agua, recalcan el 89% de servicio con deficiencias entre cortes o fallas en la potabilización. Mientras solo 6.1% de los venezolanos ha podido surtir combustible sin tardar más de una hora en cola, debido que lo habitual está entre 6 a 12 horas de espera a riesgo en algunas estaciones de servicio. Todo expresado en el monitoreo comunitario del OSH, implementado desde octubre de 2021 hasta abril de 2022 entre consultas en 99 municipios de 24 estados.
A lo interno
Los gráficos de este informe llevan a esa crisis energética que suma más de tres años y tuvo anuncios de soluciones en cuestión de meses. El problema se extendió al punto que se tiene casi a la par el grado de afectación de 34.56% de bajones que afectan las actividades domésticas y económicas, mientras 33.19% tiene el servicio pero se les va más seguido y solo 13,5% de los consultados reporta un servicio continuo sin bajones.
Con el suministro desde las hidrológicas, está 25.6% en agua limpia con racionamiento y 20.67% con servicio de baja calidad junto al racionamiento. Cuando especifican los cambios mensuales dejan en evidencia ese incremento en el servicio de agua de mala calidad y racionada de 12.77% a 21.33%, en abril de 2022.
El promedio de espera en colas por combustible es de medio día. Un 32.73% aseveró que han esperado 12 horas para surtir, mientras que ese grupo de 6 horas fue un 32.72%. Solo 6.1% reporta el servicio permanente.
Lara figura entre las principales regiones afectadas por el servicio eléctrico, ubicándose en el tercer lugar, luego de Táchira y Zulia. La entidad vuelve a relucir en el quinto sitial de aquellos estados con el servicio del agua de baja calidad y racionamiento, le anteceden Yaracuy, Distrito Capital, Barinas y Miranda.
«Detrás de cada estadística de déficit en servicios públicos, está el tiempo de espera y el daño a la colectividad», menciona el sociólogo Nelson Freitez y califica como violación de los derechos humanos, porque detrás de cada registro, está un rostro humano.
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