Estimados Capriles, María Corina, Ledezma y todos quienes hace tiempo mudaron su despacho a una pantalla, les escribo esta carta porque me niego a creer que sus recientes ataques contra Leopoldo López, Juan Guaidó y Voluntad Popular son una conflagración consensuada. Prefiero pensar que uno de ustedes picó adelante y los demás cayeron en bandada junto al mundillo de opinadores y bots que mantienen en las redes sociales, aprovechando la oportunidad de intentar volver leña al árbol que más da frutos.
Lamento informar que el país es mucho más grande que la pantalla de sus equipos inteligentes y ojalá pudieran comprobar por ustedes mismos lo que piensa mayoritariamente el pueblo llano del caserío, del barrio y la urbanización sobre Leopoldo, Guaidó, VP, e incluso sobre varios de ustedes, porque finalmente solo les importa que salgamos de esta pesadilla y que lo hagamos unidos.
Desde las gradas es muy fácil abuchear a quienes se fajan en el terreno. Nos ofende, y represento en esto desde el activista más de base hasta dirigentes nacionales, que pretendan acusarnos de carecer de coraje, cuando todo el país sabe quién lo tiene y quién no. Nadie, absolutamente nadie, puede atreverse a negar que Voluntad Popular se ha fraguado en la calle y en todos los escenarios que han sido necesarios, lo que nos ha resultado en Cesita y Pipo asesinados, miles de perseguidos, cientos de presos (incluyendo a los diputados Gilber Caro, Ismael León, Tony Geara y Renzo Prieto, además del jefe del Despacho de la Presidencia, Roberto Marrero, quienes siguen tras las rejas), y decenas de exiliados que siguen luchando desde todas partes del mundo. Estas credenciales de persecución, que desearíamos no tener y duelen bastante, demuestran que nuestra popularidad no es gratis.
Tal vez pensarán que un grupúsculo descarriado que fue picado de alacrán para quedarse con nuestra tarjeta nos ha debilitado, viendo en ello un chance para terminar con el animal herido. Craso error, estamos más fuertes y consolidados. El mismo día que el TSJ de la Dictadura anunció el robo de nuestras siglas, más de 7mil dirigentes de todo el país nos conectamos para una Asamblea Nacional de Activistas. Es gente que suma miles más y que vive movilizada, que es de carne y hueso, que cree en Leopoldo y que tiene un compromiso con Venezuela.
Declaraciones de prensa, tuits y hasta videos han sido parte de su arsenal en estas últimas semanas. Sin embargo, el más sustancioso es el pequeño grupo de colaboradores disociados que se encargan de lanzar acusaciones de toda índole, a veces apoyados por medios de dudosa credibilidad, principalmente el PanamPost. Algunos de estos habladores web han tenido la desfachatez de decir que los 7 años de prisión de Leopoldo son falsos y acordados con el régimen. Hacen tanto o más daño que la Dictadura, pues crean opositores autodestructivos que son la “base social” con la que ustedes cuentan.
A pesar de toda esta campaña, la línea de Leopoldo López y la dirección nacional de VP ha sido mantener el trabajo organizativo y procurar la unidad con todos los factores. No obstante, yo, como coordinador de un pequeño municipio y aun en medio de la admiración personal que pueda tener por María Corina, considero necesario responder a esta trama destructiva que atenta contra una condición sine qua non para lograr el objetivo de salir de la Dictadura: la Unidad.
Todos los buenos somos necesarios y, en medio de nuestras diferencias, nos une la causa y objetivos comunes. Solo si ganamos, llegará el día en que discutamos quien debe ser el Presidente de Venezuela y ustedes saben quién es mi gallo. Si siguen pensando en eso antes de lograrlo y tratando de tumbar a quien aún no se ha montado, jamás tendremos tan bonita discusión.
Mi invitación es que dejen el olimpo digital por un rato, que aquí en la tierra seguimos trabajando por la Libertad independientemente de ustedes.
Un abrazo,
Carlos Javier Arencibia
Coordinador Municipal de Voluntad Popular Carrizal
