La clase política rusa se ha visto nuevamente afectada por duras criticas, debido a la inundación provocada por una presa mal construida en la provincia rusa de Orsk, fronteriza con el norte de Kazajistán.
Décadas atrás los habitantes de la región se habían acostumbrado a que cada año hubiera una época en las que Orsk estaba expuesta a inundaciones debido a la falta de una represa. Para remediarlo, el gobierno central de la federación ordenó construir una presa. Por desgracia, la calidad de la misma no ha resultó ser la ideal, y este fin de semana sufrió una ruptura catastrófica.
La ruptura de la represa que no se rompería
La semana pasada (el 3 de abril), en respuesta a la predicción de lluvia, el alcalde de Orsk, Vasili Kozupitsa, dijo en su canal de Telegram que no había riesgo. “Ahora no existe esa amenaza, esta será la primera prueba seria de resistencia de nuestra presa”.
Aunque el alcalde del Orsk desestimó la posible falla de la presa, el viernes, los servicios de emergencia recomendaron la evacuación de Orsk. De esa forma quedó en evidencia una conflicto entre la clase politica y los servicios de emergencia.
La mayoría de las personas no prestaron atención debido a que no esperaban que esto ocurriera tan gravemente. Sin embargo, debido a las lluvias intensas de los últimos días, la presión del agua del río Ural rompió la presa.
Este sábado, el agua inundó todo el entorno y los rescatistas hallaron los cadáveres de tres personas. Dos en la calle y uno en el interior de una vivienda completamente anegada.
Las autoridades locales han informado de la evacuación de más de 4.200 personas. Según la agencia estatal rusa TASS, la presa ha quedado totalmente destruida. Hay ahora mismo en toda la región más de 2.000 viviendas inundadas y habrá muchas más a medida que el agua continúe avanzando.