La semana pasada, concretamente el 24 de Julio, se celebró el bicentenario de la batalla naval del Lago de Maracaibo, última actividad bélica de nuestra historia, en la lucha por la independencia de Venezuela.
Para asistir a los actos oficiales, con motivo de dicha celebración, visitó Maracaibo el Señor Nicolás Maduro quien en su alocución afirmó: “He elaborado un plan que quiero activar, (…) un plan especial de atención, de descontaminación y recuperación del Lago de Maracaibo,……….
Maduro explicó que se trata de un plan que ha «elaborado personalmente» con el apoyo de científicos y técnicos, así como de los ministros de Eco socialismo (Medio Ambiente), Josué Lorca, de Petróleo, Rafael Tellechea, y de Pesca y Acuicultura, Juan Carlos Loyo, además de Reverol Torres, también ministro de Energía Eléctrica.”
Maduro de forma indirecta aceptó una cruda verdad que venimos denunciando desde hace décadas: El lago de Maracaibo está muriendo fruto de un crimen ambiental, sin parangón, en estos tiempos de la post modernidad.
Lo que no asumió fue su responsabilidad y la del socialismo del siglo XXI en la tragedia ambiental que estamos observando.
Desde que la revolución bolivariana arribó al poder se cancelaron todos los programas de políticas públicas destinadas a mitigar los impactos ambientales negativos por la actividad humana en general, y por la petrolera en particular.
Los socialistas venezolanos despreciaron todo lo relacionado con la preservación del medio ambiente, el cuidado de la diversidad biológica y con el saneamiento de los cuerpos de agua existentes en nuestro país.
La obsesión anti norteamericana que les acompaña, desde el mismo momento de su instalación en el poder, los llevó sin estudio serio alguno, a cancelar los programas de cooperación internacional con importantes organizaciones mundiales especializadas en recuperación de los pasivos ambientales por contaminación de suelos y aguas.
Mención especial merece el Plan de Recuperación del Lago de Maracaibo y el de Preservación de las Cuencas Hidrográficas, cuya pertinencia para el saneamiento del lago de Maracaibo es más que evidente, para un observador medianamente agudo.
El comandante Chávez de forma personal y directa ordenó la salida del Banco Mundial de nuestro país, con lo cual, se cancelaron los programas de saneamiento sanitario para los cuerpos de agua contaminados por la incorporación de aguas servidas.
Todas las aguas vertidas desde los asentamientos humanos de Los Andes venezolanos y de una parte de los colombianos, a los ríos y quebradas, van a depositarse al lago de Maracaibo.
De modo que llevamos más de 25 años de carga sistemática de aguas súper contaminadas a un lago de agua dulce, sin que esto le importe nada a los gobernantes.
A la contaminación descrita se suma el creciente proceso de deforestación de las cuencas altas de Los Andes Venezolanos, y de una parte, de Los Andes Colombianos.
Esa deforestación ha significado una disminución severa de la oferta de agua dulce disponible para el consumo humano en buena parte de la cordillera y de las planicies al sur del lago y en los llanos.
Pero además ha representado una inestabilidad de los suelos, generándose grandes movimientos de masas de suelos, arena y piedra, que han colmatado los cauces de los ríos generándose, aguas abajo hasta la planicie, inundaciones que inutilizan miles y miles de hectáreas, al sur del lago de Maracaibo y en los llanos con las graves consecuencias económicas, ambientales y humanas, que ello representa.
La democracia creó el Instituto para la Conservación del Lago de Maracaibo (ICLAM) con el fin de adelantar todas las políticas necesarias para su saneamiento.
El régimen bolivariano destruyó totalmente sus programas, le cercenó su financiamiento y lo convirtió en una agencia partidista, promotora de un vacío activismo politiquero, antes que en un ente científico cumplidor de los objetivos para el que fue creado.
Cómo si todo lo anterior no fuese poco, al Lago de Maracaibo le cae la mayor desgracia con la destrucción, hecha en socialismo, de PDVSA.
En efecto el saqueo perpetrado contra nuestra principal Industria ha producido el mayor volumen de derrames petroleros de nuestra historia. La falta de mantenimiento de las instalaciones petroleras establecidas en el lago genera, cada día, fugas de crudo y derivados de tal magnitud que estamos frente a una catástrofe ambiental a nivel global.
Maduro reconoce su existencia al anunciar un plan, que como todo lo que dice, no pasará de un anuncio. Maduro no tiene ni el recurso humano, ni los recursos técnicos y financieros con los cuales atender esa tragedia ambiental del Lago.
Es evidente que jamás reconocerá su responsabilidad, ni la de la camarilla a la que ha pertenecido, por el daño infringido a la humanidad con la destrucción del lago.
Sus posibilidades de recuperación serán una tarea pendiente y un gran desafío para la etapa de reconstrucción de Venezuela que habrá de comenzar con la salida del poder, voto a voto en la próxima elección, de esta perversa camarilla.
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César Pérez Vivas es Abogado, Profesor Universitario y Precandidato Presidencial