Chile volverá este domingo a las urnas para votar a un grupo de 50 consejeros constitucionales que tendrán la misión de redactar una nueva Carta Magna, en un segundo intento por elaborar una Constitución que reemplace a la escrita durante la dictadura de Augusto Pinochet, y que posteriormente deberá ser ratificada o rechazada mediante un plebiscito de salida.
El grupo de 50 constituyentes elegidos se unirá a un órgano compuesto por 24 personas denominado Comité de Expertos y que ya trabaja en la entrega de un anteproyecto. A esas entidades se sumará un Comité Técnico de Admisibilidad, también conocido como “los árbitros” del proceso. Todos ellos, y en conjunto, formarán parte del Consejo Constitucional que definirá las bases del sistema y el orden político del país en una propuesta de texto.
Con el contundente rechazo a la primera propuesta en septiembre de 2022 aún fresco en la memoria (62%), más de 15 millones de chilenos -según el Servicio Electoral de Chile (Servel)– podrán participar de una elección que no ha generado gran interés en la ciudadanía (es la sexta votación en tres años) pero que cuenta con el voto obligatorio como factor de incertidumbre, empujado por el temor de recibir sanciones económicas para quienes no acudan a las urnas.
En esta nueva elección se presentarán tres listas y dos partidos políticos, ordenados de la A hasta la E. El orden será así: Partido de la Gente (derecha populista); Todo por Chile (centroizquierda); Partido Republicano (ultraderecha); Unidad Para Chile (izquierda pro Boric) y Chile Seguro (centroderecha). Los escaños se reparten por circunscripciones que coinciden con las regiones del país, aunque no todas las regiones eligen a la misma cantidad de representantes.
En la elección, asimismo, también participarán dos candidatos pertenecientes a los pueblos originarios chilenos, quienes podrían ser elegidos con una papeleta especial si reúnen el 1,5% de los votos a nivel nacional.
La apertura de las mesas receptoras de sufragios está fijada a las 8 de la mañana y una hora más tarde todas deberán estar conformadas. Así, y a las 18:00 horas y siempre que no se encuentre ningún elector en la fila para sufragar, el presidente de cada mesa declarará cerrada la votación, dejando constancia de la hora en el acta. El conteo se pronostica que será rápido y a eso de las 20 horas ya debería haber certeza total sobre los resultados.
Coaliciones divididas
Los electores podrán elegir entre cinco listas disponibles. Dos serán de partidos que llevaron miembros únicos de sus propias colectividades (Partido de la Gente y Partido Republicano) y tres listas que van en bloques de partidos que se asociaron para esta contienda. Todos representan distintos mundos dentro del universo político chileno, pero hay certeza que su división perjudicará la idea de alcanzar mayorías.
Es lo que ocurre en la izquierda que va, precisamente, en dos listas. Una fue bautizada como Todo por Chile, que reúne a los partidos representativos de la ExConcertación, el bloque de izquierda moderada que gobernó durante la transición post Pinochet y cuyo principal rostro es la ex senadora Carmen Frei, que tiene vínculos familiares claves: es hija del fallecido presidente Eduardo Frei Montalva (1964 y 1970) y hermana del ex mandatario Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000)
Otro conglomerado es Unidad para Chile, que representa al Frente Amplio y al Partido Comunista, apoya a Gabriel Boric, y fue quien llevó el liderazgo político durante el estallido social de 2019. Está a la izquierda del arco político chileno, pero sus vínculos con grupos más radicales se ha atenuado con el tiempo y desde el Ejecutivo sus principales rostros como la vocera Camila Vallejo o el ministro Giorgio Jackson se han moderado.
La derecha, por su parte, también estará dividida en la papeleta. Por un lado va con Chile Seguro, la lista de los eternos socios Renovación Nacional (RN) y la Unión Demócrata Independiente (UDI), y en la que postulan ex ministros de Sebastián Piñera como Rodrigo Delgado o Gloria Hutt. Y también presenta dos listas de partidos políticos que decidieron llevar sus propios nombres: el Partido de la Gente (PDG) y el ultraderechista Partido Republicano.
El PDG aspira a continuar con su crecimiento de la mano de ideas más liberales -en lo económico- de la mano de su futuro candidato presidencial y líder Franco Parisi, mientras que el Partido Republicano -con el conservador José Antonio Kast como referente- copó el territorio nacional con varios candidatos, lo que generará un caudal de votos que lo transformará, seguramente, en el Partido más votado de este domingo bajo sus consignas ya conocidas: discurso antiinmigración, nacionalista y en favor de la seguridad.
El gobierno, pesimista
Las proyecciones iniciales hablan de un ascenso de la ultraderecha y de una mala votación para el oficialismo. De hecho, el ex diputado José Auth ha proyectado que en las elecciones los partidos Republicanos y el Partido de la Gente obtendrán el 30% de los votos y, por ende, el 20% de los escaños.
“Los temas más propios de la izquierda se han visto eclipsados por la seguridad, que es bandera de la derecha. La izquierda no ha sabido defender sus banderas”, manifestó Octavio Avendaño, de la Universidad de Chile, en Radio Bío Bío, mientras Claudia Heiss, de la misma casa de estudios, se refirió al rol de la oposición.
“Un sector de la derecha, el agrupado en la coalición Chile Vamos, está por el cambio político, porque entiende que el estallido fue producto de una necesidad de reformas. La gran batalla se va a librar entre las dos almas de la derecha”, señaló la académica.
El gobierno, por su parte, llega a las urnas con un respaldo bajo, marcado especialmente por el tema de la inseguridad. “Un mal resultado va a impactar al gobierno… Si sacan menos del 38% las dos listas sería una derrota para el Ejecutivo y puede tener incluso efectos en la agenda”, expresó el analista Tomás Duval.
“Confío profundamente en la sabiduría democrática del pueblo de Chile”, dijo el presidente chileno Gabriel Boric en la antesala de la votación. “Mis expectativas son fortalecer la democracia. En nuestro país hace mucho tiempo que hay una necesidad de adecuar las normas que nos rigen a los tiempos que vivimos y creo que el pueblo de Chile mayoritariamente se ha pronunciado en esa dirección”, añadió el jefe de Estado, que en esta oportunidad se ha mostrado particularmente al margen del proceso.