La Administración Trump presume la mano dura con la que ha guiado la política migratoria en sus 100 primeros días. Siendo quizá su principal logro más visible, el presidente ha resaltado la reducción del 95% de los cruces irregulares diarios en la frontera con México.
El flujo de migrantes sudamericanos se ha frenado, pues también se ha desplomado el tránsito de personas a través de la selva del Darién, un importante paso para seguir el camino rumbo a Estados Unidos. El mandatario, quien celebrará la marca con un baño de masas en Michigan, ya ha deportado a unas 142.000 personas y se fija como objetivo superar a Joe Biden, quien expulsó a más inmigrantes que Trump en su primera presidencia (1,5 millones). “Es solo el comienzo”, ha dicho la Administración a forma de advertencia.
El Gobierno ya comienza a desvelar algunas claves de lo que viene en las próximas semanas. Tom Homan, el zar de la frontera, aseguró este lunes que “en un futuro muy cercano” los migrantes y extranjeros detenidos por las agencias federales serán llevados a la base militar de Fort Bliss, en El Paso (Texas). A mediados de abril, la Casa Blanca instruyó al Pentágono que inicie la conversión del uso del suelo de miles de hectáreas de una franja que abarca partes de California, Arizona y Nuevo México. Esto convertiría los cruces irregulares a esta zona en un delito federal. El Departamento de Defensa está estudiando la viabilidad de la propuesta, de acuerdo a la AP.
Homan se ha quejado repetidamente de la falta de espacio en los centros de detención. El funcionario lleva semanas implorando al Congreso un aumento en el presupuesto para ampliar las capacidades de alojamiento de estas cárceles, muchas operadas por el sector privado. El Departamento de Seguridad Nacional aseguró a inicios de abril que el aforo de los 140 centros en todo el país estaba en su máxima capacidad, alojando a 48.000 individuos. Es la mayor cifra en los últimos cinco años y está un 17% por arriba de las capacidades del sistema.
El Gobierno ha detenido en sus primeros 100 días a 158.000 indocumentados. Las autoridades aseguran que dentro de estas aprehensiones se encuentran unos 2.288 integrantes de pandillas como la venezolana Tren de Aragua (600 detenidos) y la MS-13 y la Barrio 18, vinculadas a la Mara Salvatrucha, y otras. En sus primeras horas en el Despacho Oval, Trump sumó a estos grupos criminales a la lista de organizaciones terroristas internacionales, lo que en la práctica dio más recursos a las autoridades para luchar contra ellas.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas anglosajonas) ha tenido un rol destacado en este periodo de arranque del Trumpismo 2.0. La agencia se ha convertido en el brazo policial que ha arrestado y procesado para su deportación a casi 66.000 personas. De acuerdo a la agencia, tres de cada cuatro detenidos tenían antecedentes penales. Unos 1.300 habían cometido delitos sexuales y cerca de 500 habían sido acusados o sentenciados por homicidio.
El Gobierno asegura que ICE ha detenido a “lo peor de lo peor”. Pero estos meses han dejado muchas interrogantes en las formas como los agentes de ICE han actuado. Los familiares de algunos de los 300 venezolanos y salvadoreños llevados, primero a Guantánamo y después a una prisión de máxima seguridad de El Salvador, han denunciado que los indocumentados aprehendidos no tenían delitos graves en sus expedientes. Algunos incluso tenían récord limpio.
ICE reconoce que entre sus detenidos hay algunos con faltas menores, como multas de tránsito o incidentes viales. Unas 6.300 personas han sido detenidas por conducir en estado de ebriedad o intoxicados. Otros 9.600 fueron capturados por tener abiertos cargos por algún tipo de agresión. Y otras 1.500 personas fueron detenidas por casos de posesión ilegales de armas.
“Hemos retornado a 65.000 extranjeros ilegales a varios países del mundo”, aseguró Todd Lyons, el director interino de ICE, a través de un comunicado. El Ejecutivo está librando ahora una guerra contra las ciudades santuario para que estas brinden el apoyo de sus fuerzas de seguridad en las operaciones de captura de los indocumentados. De esta forma, Washington pretende quitar obstáculos para incrementar la red que ICE y otras agencias han tendido.
La Secretaría de Seguridad Nacional también ha detenido a un millar de trabajadores indocumentados en redadas realizadas en varios sitios. Los agentes federales detuvieron en marzo a once indocumentados de México, Nicaragua y Ecuador que estaban trabajando en la construcción de un puerto en el lago Charles de Luisiana. En febrero detuvieron a unas 16 personas en un operativo realizado en una bodega de Nueva Jersey.
La agencia de investigaciones criminales de Seguridad Nacional asegura que los mil detenidos es la cifra más alta registrada nunca, y que los arrestos seguirán incrementando en los meses venideros. Las autoridades federales han multado a unos 1.200 negocios por emplear conscientemente a sin papeles. La cifra de estas multas roza el millón de dólares. Es el saldo más reciente de la guerra que Trump libra contra los inmigrantes.