A lo largo de la historia de la humanidad la censura siempre ha estado presente, según María Antonia González Valerio y Rosaura Martínez Ruiz, filósofas mexicanas, censurar versa sobre el límite entre lo demostrable, lo decible y lo no mostrable. Dentro de esos límites se establece la moral, la ofensa, la percepción estética, el juicio del gusto, la intolerancia y la corrección política. Actualmente la censura sigue presente en diversos ámbitos, lo que es socialmente aceptado en ciertas culturas en otras se convierte en pecado, escándalo y causa de prohibición. Para no ir tan lejos las redes sociales como Facebook (ahora Meta) e Instagram controlan, censuran y prohíben publicaciones en sus plataformas sobre temas e imágenes que son visibles para todo público en museos.
La censura ha sido aplicada por gobiernos (para muestra un botón), religiones, sistemas educativos, familias, minoristas y grupos de presión sobre obras de arte, esculturas, pinturas, música, expresión periodística y literatura.
Es así como con el pasar de los siglos, debido a diversos motivos, las autoridades han tratado de evitar que determinados mensajes se transmiten a través de la literatura. Algunos casos son, A mi parecer, muy absurdos y risibles. Otros, en cambio, suscitan la polémica y nos obligan a pensar la situación a fondo. Quería cerrar el año trayendoles algunos clásicos literarios, y otros no tan clásicos, que han causado polémica en diferentes épocas.
Orlando (1928) de Virgina Woolf. Siempre transgresora en lo que a forma y temática se refiere, esta novela de una de las escritoras feministas más leídas no solo fue un éxito en ventas, sino que además es considerada una obra maestra de todos los tiempos. Lesbianismo y cuestionamiento del rol de la mujer en la sociedad son solo algunos temas tabúes de la época que aborda. Aunque se presenta como una biografía la realidad es que resulta ser una parodia de dicho género, la autora narra las peripecias de un joven aristócrata inglés, apuesto, rico y seductor cuyo personaje fue inspirado en Vita Sackville, escritora y amante de Woolf.
Lolita (1955) de Vladimir Nabokov. Acoso, sexo, obsesión y violencia son los temas en los que gira la trama de esta obra catalogada en Francia como pornográfica. El libro cuenta la historia de un hombre maduro obsesionado por un adolescente, quién para estar cerca de ella se casa con su madre, pero detrás de la evidente perversión psicopatológica hay una historia de amor y una fuerte crítica hacia la sociedad indulgente. Fue prohibida temporalmente en Reino Unido, Argentina, Nueva Zelanda, y Sudáfrica por obscenidad.
Harry Potter y la Piedra Filosofal (1998) de J. K. Rowling. Sí pensabas que durante nuestra época no existen libros censurados, comenzamos la cuenta desde 1998. Nuestro amado joven mago que se convirtió en un referente para toda una generación, y cuya autora actualmente está siendo acusada por transfobia, fue prohibida especialmente en Estados Unidos. Harry Potter no ha dejado nunca de lidiar con la censura debido a diversas acusaciones de fanáticos religiosos que acusan la obra de fomentar El esoterismo y la brujería.
Persépolis (2000) de Marjone Setrapi. Esta novela gráfica ha sido prohibida en Irán por ser considerada contraria al Islam y retirada de la lectura de algunas escuelas de Chicago, Estados Unidos, por la crudeza de sus descripciones de la guerra. ¿La causa de la censura? Ofender la religión.
Hombres a los que besé (2021) de Chris Pueyo. El pasado 15 de junio el escritor español denuncio a través de un hilo en su cuenta de Twitter que Sanborns en México censuró su obra por considerarla de contenido inapropiado, la misma aborda literatura gay a través de poemas que evocan la infancia del autor y el camino hacia el descubrimiento de su identidad. Sumado a ello, la cadena también censuró los otros libros del autor que abordan la misma temática: El chico de las estrellas (2015) y Aquí dentro siempre llueve (2017). En el mismo hilo en la red social Pueyo aseguro que fue censurado también el libro Y líbranos del mal (2021) de Santiago Roncagliolo. ¿El motivo? Abordar crímenes ocultados por la iglesia católica.
«La emoción de hacer algo que no debes hacer junto con las consecuencias que enfrentarás si te atrapan son tan fuertes que suelen alejar a otros de su propio arte.» Anónimo.
Ronald Gil
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