Cinco irregularidades en las fallidas elecciones rectorales y decanales de la UCV

Redaccion El Tequeno

«Lo que no se usa, se atrofia». Las fallidas elecciones rectorales y decanales de la Universidad Central de Venezuela (UCV) registradas el pasado 26 de mayo han corroborado que esta máxima no solo se aplica a la medicina o al deporte sino también a la política y, en particular, a los procesos comiciales. Los casi tres lustros que los profesores, estudiantes y egresados ucevistas han pasado sin ser convocados a las urnas se han hecho sentir.

La jornada, que parecía destinada a ser una fiesta, pues desde tempranas horas de la mañana decenas de votantes se congregaron ante las distintas mesas, terminó en un fiasco y todo lo que podía salir mal, salió mal. El cronograma preveía que a las 8:00 de la mañana se iniciaran las votaciones en las 11 facultades de la casa de estudios. Sin embargo, los retrasos en la entrega del material electoral hicieron que fuera posponiéndose.

Pese a las promesas de la Comisión Electoral de que las fallas se resolverían, esto no ocurrió, y hacia las 3:00 de la tarde los comicios fueron suspendidos y, horas después, aplazados hasta el 9 de junio, luego de disculpas y un agrio debate.

Si lo anterior no es suficiente, desde Acceso a la Justicia hemos detectado cinco irregularidades que marcaron la frustrada elección.

1. Reglas de dudosa legalidad

Las dudas en relación con los comicios comenzaron antes de ser convocados, con la aprobación de las normas que los regularían. El reglamento transitorio que el Consejo Universitario sancionó el 20 de julio de 2022 incluye buena parte de las condiciones que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) le impuso a la casa de estudios, sobre todo en lo referente a quién podría participar y cómo deberían distribuirse los votos.

La Constitución de 1999, en su artículo 109, establece que los profesores, estudiantes y egresados son quienes tienen el derecho a participar en la elección de las autoridades de las universidades públicas autónomas nacionales. Sin embargo, el chavismo amplió este universo en la Ley Orgánica de Educación de 2009 y el TSJ ha tratado de imponer este cambio en la última década. Así, el reglamento electoral ucevista amplía el registro electoral e incluye a empleados administrativos y personal obrero.

El instrumento establece que el voto de los estudiantes equivale al 25% del voto de los profesores, mientras que el de los empleados administrativos y obreros representa el 10% del voto profesoral. Por último, el voto de los egresados equivale al 5% del voto de los profesores.

2. Sin saber quién vota y quién no

Las ansias de las autoridades nacionales de ampliar el padrón electoral en la UCV y en las demás casas de estudios se consiguió, aunque no sin problemas. Apenas tres días antes de la elección, el 23 de mayo, se supo quién podría sufragar y quién no, pues el padrón no se publicó con anticipación suficiente.

La Ley Orgánica de Procesos Electorales (Lopre) establece claramente que el registro electoral se debe publicar con antelación a los comicios para permitir impugnaciones, subsanar fallas y, sobre todo, para saber quién están autorizados a participar.

De acuerdo con el cronograma aprobado por la Comisión Electoral, el registro electoral definitivo debió haber sido publicado el 15 de mayo, pero en la comunicación n.º 0153-2023, del 28 de mayo de 2023, que dirigió la Comisión a la rectora Cecilia García Arocha reveló que el lunes 15 de mayo se presentó una «contingencia» que produjo «la pérdida de la información, debido a los errores cometidos por el personal de apoyo contratado por la Comisión Electoral para verificar toda la data de los registros electorales».

«Este hecho trajo como consecuencia que el personal técnico de la Comisión tuviera que rehacer nuevamente la totalidad de la data y los procesos informáticos asociados, lo que perjudicó los procesos subsiguientes», admitieron los organizadores de los comicios.

3. Sin suficientes papeletas

Las demoras con el registro ciertamente impactaron las siguientes fases del proceso, aunque eso se supo después.

A horas de abrirse las urnas, en la noche del 25 de mayo, la Comisión Electoral anunció en su cuenta de Twitter que una filtración en sus oficinas obligó a trasladar las boletas de votación para que no se mojaran. El imprevisto aparentemente no repercutiría en los comicios. Sin embargo, muchas facultades jamás recibieron las boletas. ¿Qué pasó? En un comunicado publicado el 28 de mayo, la Comisión Electoral admitió que el proceso debió interrumpirse por «fallas logísticas que se presentaron y que hicieron inviable la continuación de la elección».

En este proceso —con un registro de aproximadamente 220 mil electores— se utilizaría un sistema de votación híbrido, similar al que se empleó en todo el país entre los años 1998 y 2000. Este proceso incluye una votación manual y un escrutinio y totalización automatizados, a través de lectoras ópticas.

4. Sin información

Si algo reinó durante la fallida jornada electoral fue la falta de información o la desinformación. La postergación del inicio del proceso fue anunciada por la Comisión en su cuenta de Twitter, pero no se ofrecieron explicaciones ni se ofrecieron estimados del tiempo que podría demorar solucionar los inconvenientes.

No obstante, para los ucevistas que deseaban participar quedó claro que lo ocurrido se debió a fallas en la distribución del material electoral.

En la comunicación a la rectora, la Comisión Electoral afirma que

«la postergación del inicio del proceso electoral una (1) hora, se debió a que no había finalizado el embalaje para el traslado del material al sitio adonde iba a ser entregado a las subcomisiones en la UCV. Luego, una vez entregado el cotillón electoral, fuimos informados por las subcomisiones de las distintas facultades que el material estaba incompleto en los cotillones, y pudimos comprobar los ‘errores’ en la elaboración de estos».

5. Los «puntos blancos»

Siempre se ha dicho que la UCV es una Venezuela a escala, y durante el fallido proceso electoral del 26 de mayo esto se confirmó. Ese día cerca de varias facultades aparecieron los «puntos blancos», una versión de los «puntos rojos» que el chavismo instala cerca de los centros de votación para ofrecer pagos y algunos beneficios sociales a aquellos electores que demuestren que sufragaron.

Esta ilegal práctica ha sido denunciada por Acceso a la Justicia y ha llamado la atención de los pocos observadores internacionales que han podido seguir las últimas votaciones registradas en el país.

En el caso de los «puntos blancos», estos eran mesas o puestos controlados por grupos simpatizantes de candidatos y planchas, ubicados especialmente cerca de las inmediaciones de las facultades de Ciencias Jurídicas y Políticas; y de Ciencias Económicas y Sociales, en los que repartían material impreso a los electores (profesores, estudiantes, egresados y personal administrativo y obrero), invitándolos a votar por determinadas opciones electorales.

Este mecanismo viola la prohibición de hacer campaña el mismo día de las elecciones y pone en duda su transparencia.

Y a ti venezolano, ¿cómo te afecta?

La fallida jornada electoral en la UCV es una campanada de advertencia. Por un lado, parece confirmar aquello de que «árbol que nace torcido sus ramas nunca endereza». Un proceso que nació de unas normas cuestionadas parece estar destinado a provocar unos resultados cuestionados.

Además, las fallas y errores cometidos en la organización de los comicios han dado argumentos a aquellos que consideran necesario pedir la intervención del Consejo Nacional Electoral (CNE) en todo proceso electoral que se realice en el país.

El desarrollo de los comicios, fijados para el 9 de junio, es importante, pues puede ser una manera de tener claro hasta qué punto el Gobierno en Venezuela está dispuesto a ceder espacios o no.

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