Lo que nació como un caso de abuso de autoridad, cuando de forma arbitraria hombres de seguridad adscritos a la Presidencia de la República, trasladaron, acusaron de robo y le hicieron una prueba de polígrafo a Marelbys Meza, la exniñera de la jefe de gabinete Laura Sarabia, ha venido creciendo hasta convertirse en un escándalo de marca mayor. Regresaron las chuzadas telefónicas ilegales, y lo más grave ocurrió el viernes, con el presunto suicidio del coronel Óscar Dávila, justamente uno los policías con mayor responsabilidad en la seguridad de la Casa de Nariño.
La muerte del coronel Dávila deja muchos interrogantes que justamente pudo haber aclarado en una cita a interrogatorio o entrevista con el fiscal general Francisco Barbosa, que el mismo Dávila solicitó, pero que nunca se dio, su muerte fulminante dejó las mismas dudas que ahora las autoridades deben resolver.
¿Quién dio la orden de realizar el polígrafo a Marelbys Meza? ¿Quién ordenó las chuzadas? ¿Fue él quien, aprovechando que fue parte de las Comisiones Investigativas contra el Crimen Organizado (Cicor), pidió que la chuzarán haciéndola pasar como cercana a un cabecilla del Clan del Golfo? ¿Por qué la policía sacó a vacaciones al policía escolta que lo acompañaba el día del suicidio? ¿Qué ocurre en el piso 13 de Dian, en la oficina de anticipaciones, que estaba bajo su mando?
Son muchas las dudas que dejó la muerte del coronel Dávila. SEMANA las resume y ahora será la Fiscalía la que tendrá la tarea de aclararlas y determinar si es cierto que se trató de un suicidio como lo señalan todas las versiones hasta el momento. Y la pregunta clave, si así fue, qué lo llevó a tomar la fatal decisión.
¿Quién dio la orden?
Son pocas las dudas que quedan sobre quién realizó el polígrafo a Marelbys Meza, es claro que fue la oficina de anticipaciones a cargo de Óscar Dávila, lo que no alcanzó a dejar claro el coronel es si fue una decisión que él tomó al considerar que un robo doméstico era un asunto de seguridad nacional o si estaba siguiendo una orden.
Si estaba siguiendo una orden, es necesario determinar si esta fue dada directamente por la exjefe de gabinete Laura Sarabia, o por su superior, el todopoderoso coronel Carlos Feria Buitrago, jefe de seguridad de casa militar y su jefe inmediato.
¿Cómo fueron ordenadas las chuzadas?
Días después de conocido el escándalo de abuso de poder, el fiscal Francisco Barbosa dio a conocer una información mucho más grave sobre este caso. En la búsqueda del dinero de Sarabia fueron chuzados los teléfonos de las empleadas de la exjefe de gabinete Marelbys Meza y Fabiola. A la primera le pusieron el alias de La Niñera y a la segunda de La Madrina.
El coronel Dávila, antes de sumarse al equipo de seguridad de la Presidencia, formaba parte de las Comisiones Investigativas contra el Crimen Organizado (Cicor), justamente del componente # 6, con sede en Medellín, que es la que persigue al Clan del Golfo en Urabá.
Pues bien las llamadas chuzadas se hicieron con la justificación que las mujeres eran muy cercanas a Wilmer Antonio Giraldo, alias Siopas, uno de los cabecillas de la organización criminal y heredero del otrora todopoderoso narcotraficante Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel.
En este caso el coronel no alcanzó a explicar si él tenía que ver de forma directa con esa orden de interceptación ilegal, si estaba siguiendo órdenes superiores y por qué se dieron estos hechos.
La sala de anticipaciones
En medio de todo este escándalo salió a relucir una misteriosa oficina, ubicada en el piso 13 del edificio de la Dian, a unos metros de la Casa de Nariño. La denominada sala de anticipaciones, de la cual el presidente Petro se ha distanciado al afirmar que existe desde el gobierno de Juan Manuel Santos, pero que deja sobre la mesa la posibilidad de que tenga carta abierta para labores de inteligencia y hasta de espionaje sin que el país tuviera conocimiento.
Según puso conocer SEMANA, desde esa sala “los equipos, donados por otro país, de manera constante e ininterrumpida, hacen interceptaciones a las comunicaciones de todos los ciudadanos que estén en las inmediaciones de la Casa de Nariño y en los desplazamientos. Un equipo móvil acompaña la avanzada presidencial, interceptando y escuchando comunicaciones a cada paso que da el mandatario”.