10 $ por dos litros de aceite mineral recibía la mañana del sábado el encargado de un local de lubricantes ubicado en la redoma de San Antonio de los Altos; «sin luz no puedo pasar el punto. Comerciante que no acepte dólares o tenga planta eléctrica está frito», sentenciaba el hombre.
La ola de apagones, intensificada en los Altos Mirandinos en la última semana, ha puesto contra la pared los pocos comercios que sobreviven a la hiperinflación y los apagones nacionales.
Sin contar con un cronograma claro que pesente un horario de racionamiento eléctrico, los encargados de negocios se ven obligados a cerrar sus locales al desconocer cuantas horas durará el corte. El viernes la zona comercial adyacente a la redoma de San Antonio estuvo 6 horas sin luz.
«Los que tienen planta – escasos dos en esta zona- pueden seguir abiertos, pero los que no deben cerrar porque no podemos usar los puntos de venta y la gente sigue sin efectivo», dijo.
Los supermercados o otros locales ya aceptan la moneda extranjera como forma de pago, e incluso tienen para dar vuelto, «acabo de comprar varias cosas, tenia un billete de 20 $ y me dieron vuelto 5 $», narraba Richard Carrillo, al salir de la panadería ubicada en la entrada de La Rosaleda.
Quienes no tienen acceso al dólar deben rezar para que mientras hacen sus compras no se vaya la luz, «el viernes tuve que dejar sobre el mostrador todo lo que quería comprar porque al llegar a la caja hubo un apagón y bolívares en efectivo no tiene nadie en este país», dijo un ama de casa.
Agrega que cada vez quedan menos sitios donde comprar y que los precios están dolarizados, mientras que el sueldo no alcanza ni para que una familia coma un día.
Daniel Murolo
