Emilia descubrió que se habían quedado sin gas del mismo modo en que lo descubre mucha gente, cuando quiso encender las hornillas y quedó en el intento.
Desde entonces vive dentro de una pesadilla habitual para cientos de carrizaleños: lleva más de cinco semanas sin servicio y no sabe por cuánto más se extenderá la falta de suministro.
«En cualquier otro país del mundo uno agarra la bomba y va y la cambia por una llena, aquí en Venezuela hay que rezar y suplicar por una», agrega la mujer.
Asegura que el año pasado sufrió mucho por la misma causa, por lo que decidió echar mano a la leña y cocinar en el patio.
«Sí, así es, vivo en un municipio ubicado a menos de 20 km de la capital del país y se cocina como en la prehistoria, a leña», indica irónicamente.
Califica de «show electorero» los operativos en los que las autoridades anuncian, como un gran logro, que llevaron un camión lleno de cilindros a alguna comunidad. «Que por cierto hay que pagar».
Por su parte, otros carrizaleños han tenido que comprar cocinas eléctricas, lo que tampoco es garantía en una zona donde los apagones son cada vez más frecuentes.
«Hace mucho tiempo perdimos la calidad de vida, los carrizaleños claman por servicios básicos como agua, luz y gas, poco nos importa la remodelacion de una plaza o el inicio de campaña para unas primarias», puntualizó la mujer.
Redacción El Tequeño