Cómo funciona el RS-26 Rubezh, el misil balístico intercontinental lanzado por Rusia contra Ucrania

Redaccion El Tequeno

Durante la mañana del jueves, Rusia disparó un misil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés) contra la ciudad ucraniana de Dnipro, luego de que Kiev haya utilizado misiles de largo alcance suministrados por las potencias occidentales, principalmente Estados Unidos.

Por Infobae

Los misiles balísticos intercontinentales son armas de largo alcance capaces de transportar cabezas nucleares y otras cargas explosivas a distancias superiores a los 5.500 kilómetros. Estos misiles pueden alcanzar objetivos a una distancia máxima de 16.000 kilómetros, lo que los convierte en una de las armas más temidas a nivel mundial. Su capacidad para viajar grandes distancias en un corto período de tiempo, a velocidades que pueden llegar a 30.000 kilómetros por hora, los hace casi imposibles de interceptar durante su vuelo.

Cuál fue el ICBM usado por Rusia

Ukrainska Pravda, un medio de comunicación con sede en Kiev, citó fuentes anónimas que afirmaban que el misil era un RS-26 Rubezh, un misil balístico intercontinental de combustible sólido con un alcance de 5.800 km, según la Arms Control Association.

El RS-26 fue probado con éxito por primera vez en 2012, y se estima que mide 12 metros de largo y pesa 36 toneladas, según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS). El RS-26 puede transportar una ojiva nuclear de 800 kg.

Cómo funciona un misil balístico intercontinental

La estructura de un ICBM se compone de varias etapas de propulsión que se activan sucesivamente para aumentar su alcance. Estas etapas pueden utilizar combustible sólido o líquido y se desprenden a medida que se consume el combustible, cayendo a la Tierra o incinerándose en la atmósfera. Una vez que el misil alcanza su trayectoria balística, su cabeza se comporta como una bala de cañón, viajando en una parábola a través del espacio antes de reingresar a la atmósfera para alcanzar su objetivo.

Lanzamiento: El misil es lanzado mediante un sistema de propulsión, que generalmente es un motor de combustible sólido o líquido.

Fase de impulso: Durante esta fase, los motores del misil proporcionan el empuje necesario para alcanzar una trayectoria balística fuera de la atmósfera terrestre.

La trayectoria balística es el camino que sigue un objeto o proyectil bajo la influencia de la gravedad y, en menor medida, la resistencia del aire, sin propulsión adicional después de su lanzamiento.

Fase de vuelo medio: Una vez fuera de la atmósfera, el misil entra en una trayectoria libre, donde la gravedad y la velocidad inicial determinan su camino hacia el objetivo.

Reentrada: El misil vuelve a ingresar en la atmósfera terrestre. Está diseñado para soportar las altas temperaturas y fuerzas gravitacionales durante la reentrada.

Impacto: Finalmente, la explosión, sea nuclear o no, se produce una vez que el misil tiene contacto con el objetivo.

Los ICBMs están equipados con sistemas de guía avanzados para asegurar la precisión en el impacto del objetivo.

Disuasión nuclear

El uso de ICBMs está estrechamente asociado con la disuasión nuclear, ya que son capaces de transportar múltiples ojivas nucleares, cada una dirigida a un objetivo diferente. Sin embargo, también pueden llevar otras armas de destrucción masiva, como las químicas o biológicas. La precisión de estos misiles ha mejorado significativamente desde sus primeras versiones, permitiendo ataques más precisos contra objetivos específicos.

A pesar de su capacidad destructiva, el despliegue de ICBMs está sujeto a estrictos controles internacionales y tratados de desarme, como el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START) entre Estados Unidos y Rusia. Estos acuerdos buscan limitar el número de misiles desplegados y reducir el riesgo de un conflicto nuclear a gran escala.

El desarrollo de los ICBMs comenzó a finales de la década de 1950, cuando la Unión Soviética desplegó los primeros misiles de este tipo, seguida por Estados Unidos. Desde entonces, otros países como China, India y, más recientemente, Corea del Norte, han desarrollado su propia tecnología de misiles intercontinentales. Estos misiles pueden ser lanzados desde diversas plataformas, como silos subterráneos, submarinos y lanzadores móviles, lo que les otorga una gran flexibilidad operativa.

Otros de los países que cuentan con misiles balísticos intercontinentales en su arsenal estratégico son Francia y el Reino Unido.

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