“Las tasas de depresión, ansiedad y estrés postraumático aumentaron en 40%, 50% y 90%, respectivamente, en 2020”. Así lo explica la doctora Aisquel Machado, médico especialista en psiquiatría.
Sin duda, la pandemia influyó en el aumento de trastornos mentales como la ansiedad o la depresión. Sin embargo, Machado sostiene que esa situación condujo a una crisis sanitaria y financiera que ocasionó desestabilización mental.
“La pandemia multiplicó los problemas de salud mental y todos los problemas de salud. Ocasionó una crisis sanitaria que derivó en una crisis financiera y que a su vez agregó todo el tema emocional del individuo, del ser humano”, dijo
Precisó que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, una de cada cuatro personas en el mundo presenta síntomas de depresión o ansiedad. Es decir, es probable que en cada familia haya una persona que tiene un cuadro psiquiátrico. Por ello destaca la importancia de que las familias sepan cómo manejar cualquier situación. Indica que lo más importante es que el familiar entienda que no depende del paciente controlar lo que esté sintiendo.
Añadió que el hecho de tener síntomas no quiere decir que alguien vaya a desarrollar la enfermedad. Y aconsejó aprender a diferenciar la depresión de la ansiedad, pues se trata de trastornos diferentes con síntomas distintos.
“La ansiedad y la depresión son como el agua y el aceite, completamente diferentes. La persona depresiva no tiene ánimo, no tiene energía; está en su mundo interior. A diferencia de la persona ansiosa, que está perturbada y angustiada. No para de pensar. Entonces, mientras que en la depresión perdemos la energía de vivir, en la ansiedad nos sobra la energía, pero nos roba la paz y no nos permite estar en armonía”, explicó.
¿Cómo ayudar a una persona con algún trastorno?
“Tenemos que tomar en cuenta que una enfermedad mental es como una enfermedad de un órgano más de tu cuerpo. Así como se enferman los riñones, los pulmones, la piel, también se enferma el cerebro; también envejece, y cuando envejece envejecen nuestras capacidades intelectuales y nuestras capacidades mentales”, indicó.
Recordó que es una enfermedad que debe cumplir con un tratamiento y que lo mejor es buscar ayuda profesional. Recomendó evitar hacer comentarios al paciente como “tú puedes hacerlo”, “pon de tu parte”, “tiene todo para ser feliz”.
“Esas capacidades son cómo nos desarrollamos frente a las situaciones difíciles, a los problemas y al estrés. Es una capacidad mental que se va deteriorando o que se va perdiendo con el tiempo”, señaló.
¿Cuándo encender las alarmas?
La especialista dijo que se debe estar atento a cuándo una persona expresa deseos de no continuar o dice que sus problemas se resuelven muriendo. En el caso de los niños y adolescentes indicó que no necesariamente van a mostrar un ánimo triste: “Si una persona tiene deseos de acabar con su vida o que no quiere continuar, es una forma de encender las alarmas. En el caso de los niños y los adolescentes, cuando hay conductas disruptivas, irreverentes; también cuando los vemos violentos, cuando hay desatención”.
¿Cómo saber si presentamos algún síntoma de ataque de pánico o de ansiedad?
Machado explicó asimismo que es importante evaluarse en el desenvolvimiento académico, laboral, familiar y social. Si no se tiene el mismo rendimiento que antes y no se pueden realizar las tareas diarias posiblemente algo podría pasar mentalmente. No tener ganas de hacer nada y cambios en el hábito del sueño pueden ser una muestra de que algo no está bien.
“Dentro de todas las fobias, los pacientes pueden presentar ataques de pánico o ataque de ansiedad; es decir, es una exacerbación de los síntomas con los que ellos viven. Dificultad para respirar, dificultad para caminar, para prestar atención, miedo a morir, un deseo de salir corriendo sin rumbo fijo. Todo eso son síntomas asociados a un ataque de pánico que lo podemos presentar en el trastorno de pánico”, dijo.