Con vítores y cantando rancheras, miles de mexicanos rindieron homenaje a Vicente Fernández, astro de la música latinoamericana, quien falleció el domingo a los 81 años en la ciudad de Guadalajara.
Unas 7.000 personas llegaron hasta la arena VFG, que hace parte del extenso rancho del ganador de tres premios Grammy, para darle el último adiós pues el funeral se celebrará el lunes de forma privada.
El féretro, con un sombrero de charro del cantante, fue colocado en la tarima del coliseo, donde permanecerá en capilla ardiente toda la noche. Los fans desfilaron en grupos frente al ataúd.
Al lado de la urna, desconsolada, estuvo María del Refugio Abarca «Cuquita», viuda del artista, cuya muerte lamentaron varios políticos, con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a la cabeza, y decenas de artistas de Iberoamérica.
«El mundo de la música ha perdido un ícono», escribió Biden en Twitter.
En el momento más emotivo del tributo, Alejandro Fernández «El Potrillo», heredero musical de «Chente», interpretó «Amor de los dos» mientras abrazaba a su mamá.
Mi padre «se fue bien, se fue en paz», dijo más tarde Alejandro Fernández a la televisora Milenio.
Adornado con flores, en el escenario fueron puestos un Cristo y un cuadro de la Virgen de Guadalupe, patrona de México y cuya fiesta se celebró este domingo. Mientras, un grupo de mariachis cumplía el sueño del intérprete de que su despedida fuera con música.
En tanto, en las graderías el coro «¡Vicente está presente!» no cesaba, y muchos fanáticos, con sombreros de charro, corearon canciones como «El Rey». Algunos esperaron hasta cinco horas bajo el sol a que abrieran las puertas.
Fernández murió a las 06:15 tras permanecer hospitalizado casi cinco meses por una caída en su rancho «Los Tres Potrillos -como llamaba a sus tres hijos varones- en las afueras de Guadalajara.
Retirado de los escenarios desde 2016, era considerado el último gran ídolo popular de la música ranchera, un género cargado de despecho y evocaciones de la vida en el campo.
En más de cinco décadas de carrera sus interpretaciones han acompañado a varias generaciones dentro y fuera de México.
Durante ese tiempo también obtuvo múltiples galardones y reconocimientos, incluidos, además de los tres Grammy, nueve Grammy Latino y una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, donde un grupo de mexicanos se congregó para honrarlo con cantos y flores.
Condolencias
Al lamentar el deceso en un comunicado, la Academia de la Grabación y la Academia Latina de la Grabación lo definieron como una «leyenda».
«Transmito mi pésame a familiares, amigos y millones de admiradores de Vicente Fernández, símbolo de la canción ranchera de nuestro tiempo, conocido y reconocido en México y en el extranjero», expresó en Twitter el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
«Es muy importante para nosotros que nos den oportunidad de hacer homenaje a una leyenda de la música», dijo a la AFP Leonardo Olmedo, mariachi de 20 años que llegó hasta el rancho donde según medios locales será sepultado el ídolo.
La salud de «Chente», como lo llamaba su público, había empeorado en los últimos días. El sábado, la familia dijo en un comunicado que su condición era «crítica», con problemas pulmonares agravados y que permanecía sedado en cuidados intensivos.
«Gracias por todo. Te amo padre», escribió en Instagram Vicente Fernández Junior, cuyo secuestro en 1998 marcó para siempre la vida del carismático intérprete.
El presidente colombiano, Iván Duque, señaló en Twitter que «Vicente Fernández fue un verdadero genio del folclor y la música de nuestra región. Su partida nos duele y su legado estará vivo por siempre», dijo.
«La historia de la música Mexicana llevará siempre tu nombre Vicente, amigo, eres y serás EL REY por siempre», expresó a su vez el cantante español Alejandro Sanz.
«Se fue un grande»
El famoso intérprete de «Volver volver» y «Por tu maldito amor» había ingresado en un hospital de Guadalajara tras una cirugía derivada de la caída.
Un mes antes había sido internado por una infección en las vías urinarias. Los médicos confirmaron además que padecía el síndrome de Guillain-Barré, un trastorno que daña al aparato motriz y provoca parálisis.
Hasta el hospital donde falleció también llegaron seguidores para despedirlo.
«Se fue un grande», declaró Juan Manjarrez, de 64 años, quien, con manos temblorosas, sujetaba una fotografía suya con el cantante.
Nacido el 17 de febrero de 1940 en Huentitán el Alto (Jalisco), de padre ranchero y madre ama de casa, Fernández se hizo parte de la memoria colectiva mexicana con decenas de éxitos.
Vendió más de 70 millones de copias de una vasta discografía integrada por unos 80 álbumes, y participó en una treintena de películas.
Por su majestuosa voz, el diario estadounidense The Houston Chronicle lo bautizó en 1991 como «el Sinatra de la música ranchera».
«El día que yo deje de escuchar aplausos, ese día moriré de tristeza», dijo el astro en febrero de 2009, durante su único concierto en el Zócalo de Ciudad de México, la plaza pública más importante del país.
Fernández tuvo cuatro hijos, Vicente Junior, Gerardo, Alejandra y Alejandro Fernández, además de 11 nietos.