En la misma jornada en que el Gobierno cubano condenó la presencia en la Base Naval de EEUU en Guantánamo de un submarino nuclear del Ejército de ese país, entró a la bahía de La Habana el buque militar Perekop, de la Marina de Guerra de la Federación de Rusia.
De acuerdo con el reporte de la oficial Prensa Latina, el buque escuela enviado por Moscú y que llega por vez primera a la Isla va a «cumplir un amplio programa de actividades» durante su estancia en Cuba.
El Perekop fue recibido, indicó el reporte, por el segundo jefe de la Marina de Guerra Revolucionaria (MGR), capitán de flotilla José Luis Souto, y el embajador ruso en Cuba, Victor Koronelli.
Al entrar a la rada habanera, el Perekop disparó varias salvas, las cuales fueron reciprocadas por una batería de artillería de las Fuerzas Armadas Revolucionarias desde la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña.
La escueta información no precisa qué actividades cumplirá la tripulación ni a cuánto asciende el número de militares rusos del Perekov, sino que se limita a señalar que «los marinos rusos realizarán visitas de cortesía al jefe de la MGR y a la gobernadora de La Habana, además recorrerán sitios de interés histórico y cultural».
No obstante, cuando en el mes de junio las autoridades rusas anunciaron la visita, precisaron que el Perekop estará en La Habana entre el 11 y el 14 de julio, periodo en el que el comando principal de la Armada rusa celebrará «eventos culturales y empresariales en Cuba relacionados con la entrada del buque escuela con carga humanitaria a bordo».
El gobernador de San Petersburgo, Alexander Beglov, anunció en una reunión con Manuel Marrero, primer ministro cubano que en esa fecha estaba de visita en Rusia, que «se están llevando a cabo preparativos para eventos culturales y empresariales conjuntos en San Petersburgo, Moscú y el comando principal de la Armada rusa en La Habana», citó el medio Vecherka.
El Perekov, de la Flota del Mar Báltico, y que suele navegar con una tripulación de más de 500 cadetes de las universidades militares navales de San Petersburgo, Vladivostok y Baltiysk, acompañaría a una delegación de representantes del Gobierno de San Petersburgo, el Museo Ruso, el comando principal de la Armada rusa y el Gobierno de Moscú, quienes participarán en los eventos en la Isla.
«En el marco de la visita, se planean reuniones oficiales, se abrirá una exposición sobre Leningrado sitiada y se llevará a cabo un partido de fútbol amistoso», agregó el funcionario.
La Habana y Moscú han estrechado su alianza en lo que va de año, anunciando proyectos comerciales, culturales, políticos y de negocios, pero otorgando un perfil bajo al incremento de sus vínculos en la esfera militar y de seguridad.
Esta semana, el laboratorio de ideas Cuba Siglo 21 publicó un análisis del general cubano exiliado Rafael del Pino, quien advirtió que en numerosas ocasiones la URSS y luego Rusia «han involucrado a Cuba en actividades de alto riesgo convenientes a sus intereses estratégicos, para más tarde tomar de forma unilateral la decisión de dejar desprotegida la seguridad de la Isla».
Al centro de su investigación está la pregunta de «si los cubanos una vez más correrán riesgos y pagarán sacrificios por un aliado tan poco confiable, al margen de lo repudiable de sus intenciones actuales», en referencia a la invasión de Ucrania por el Kremlin.
«La idea de estabilizar un flujo de visitas de navíos rusos con armas nucleares es la de permitirle a Putin hacer un chantaje nuclear creíble. Putin, que ha manejado teatralmente su papel de actor irracional para amenazar a Europa con el uso de armas nucleares si la OTAN no cesa su apoyo a Ucrania, ahora intentaría llevar esa y otras demandas a Estados Unidos, sentándose a sus puertas, como una suerte de Bin Laden con un chaleco de explosivos nucleares», añadió la publicación.
El autor del dossier señaló que ahora «para eso no hace falta la masiva movilización de recursos de 1962, sino la presencia continua en Cuba de al menos una nave con capacidad de lanzar un ataque nuclear limitado, pero que provoque daños intolerables».
En otro momento, el general Del Pino consideró que «Cuba ha optado por ser un país beligerante del lado del agresor en una guerra europea, donde Putin ha sido declarado criminal de guerra y contra el cual el Tribunal Criminal Internacional de La Haya ha emitido una orden de arresto».
Para el autor, «esto cambia el contexto en que se desarrollaban y percibían como ‘normales’ ciertas actividades de influencia desarrolladas en el pasado por personas afines al régimen cubano dentro de Estados Unidos, que a partir de ahora deben ser percibidas y tratadas con la severidad que se le aplica a la actividad enemiga en tiempos de guerra».
«La producción de inteligencia estratégica distingue entre lo posible y lo probable. Un escenario como el que aquí se analiza es posible y en Moscú ya tienen un coro de voces reclamando su materialización. Cuba Siglo 21 considera que la probabilidad de que se haga realidad crece de forma directamente proporcional a las derrotas militares de Putin en Ucrania», apuntó el análisis.