La estudiante Bárbara Prieto, de 24 años, salió caminando hacia el Instituto de Formación Docente de Rivera (al norte de Uruguay), pero nunca llegó al centro en el que se preparan las maestras. Su hermano tenía activada la localización en tiempo real de la mujer y le llamó la atención que no hiciera el camino habitual. Era raro: Bárbara no era una estudiante que faltara a clases ni solía ausentarse de forma repentina.
Esta extrañeza hizo que la familia denunciara en la Policía la desaparición de la joven. La localización le mostraba a su hermano, de 23 años, que estaba en el barrio Mandubí de esa ciudad uruguaya vecina de Brasil. A través de las cámaras de videovigilancia, la Policía pudo seguir el camino que hizo hasta que en determinado momento se le pierde el rastro.
Otras cámaras, sin embargo, registraron que un hombre se le acerca en bicicleta y la ataca por la espalda, según informó Montevideo Portal. Hubo forcejeos entre ellos hasta que ese otro joven, de 20 años, arrastra a su víctima a una zona baldía.
El hombre luego se retira del descampado y vuelve hacia el barrio. En el terreno baldío había quedado el cuerpo de Bárbara: sobre malezas, boca abajo y semidesnuda. Mientras ella estaba allí, su agresor intentó vender el celular.
La Policía realizó en ese descampado un rastrillaje, en el que encontró los documentos de Bárbara y otras de sus pertenencias. A los pocos metros estaba su cuerpo sin vida.
Su asesino fue encontrado rápidamente. La Justicia lo imputó por homicidio muy especialmente agravado y femicidio. Deberá estar 180 días de prisión preventiva mientras avanza la investigación.
La fiscal del caso, Alejandra Domínguez, informó en una conferencia de prensa que, cuando fue encontrada, la víctima tenía “varias heridas”, que provocaron “sufrimientos innecesarios” antes de darle muerte a la mujer. “Se formalizó por femicidio porque previamente existió una agresión sexual”, detalló Domínguez, aunque prefirió no entrar en los detalles de este tema.
Por la tarde, el jefe de Policía, José Azambuya, había declarado que la primera hipótesis que manejaban es que la mujer fue violada antes de ser asesinada.
La fiscal agregó que el asesino no tenía ningún vínculo con Bárbara. “Lamentablemente estaba en el momento y en el lugar equivocado cuando se encontró con una persona que tiene un total desprecio por la vida. Pero no era el novio”, declaró. El novio de Bárbara es un policía que estaba en Montevideo siguiendo “desesperado” las información que le llegaba sobre su pareja.
Domínguez indicó que este delito tiene una pena que va de 15 a 30 años, pero señaló que la Fiscalía puede pedir ampliar la condena a 15 años más.
El caso generó una fuerte conmoción en Rivera y en Uruguay. A la salida del juzgado, el joven fue fuertemente repudiado por un grupo de personas que observaba detrás de una valla. El resto de los presos del centro penitenciario de Rivera también lo insultaron cuando llegó al lugar de reclusión.
Bárbara Prieto estaba a dos materias de recibirse de maestra. La directora del instituto en el que estudiaba, Julia Brasil, la recordó como una “chica maravillosa”, “muy responsable” y “alegre”. “Era una chiquilina que realmente se veía que tenía vocación para el magisterio, que sentía placer en el trabajo con los niños”, declaró al noticiero Telemundo de Canal 12.
La directora recordó que en el instituto se fijaron en el sistema de gestión de los estudiantes y ahí notaron que no había asistido el día anterior.
Bárbara era cristiana y formaba parte de una comunidad evangélica. El pastor Nélson Da Rosa repudió la “crueldad” con la que asesinaron a la joven. “Estamos consternados, muy tristes, también indignados. De verdad a uno le duele mucho porque es como una hija”, comentó.