Crisis popularizó la vasectomía en Venezuela

Redaccion El Tequeno

En los últimos años, la vasectomía se ha convertido en una opción rápida y económica para los venezolanos que quieren evitar una familia numerosa. El procedimiento es cada vez más solicitado, incluso entre hombres más jóvenes, de 18 a 23 años, y que nunca han tenido hijos. La principal causa de la búsqueda de este método anticonceptivo es la caída del poder adquisitivo y el empobrecimiento de la población.

Por Elianah Jorge, corresponsal de RFI en Venezuela

Traducción libre del portugués por lapatilla.com

Eduardo Cárdenas trabaja como barbero en el popular barrio de El Valle, en el occidente de Caracas. Tiene un promedio de 60 clientes por mes, de los cuales cobra 2 dólares por corte. No paga alquiler ni electricidad porque “vive en el barrio”. Los aproximadamente 120 dólares que gana en el trabajo “se destinan a la comida”, dice.

La esposa ayuda con el presupuesto familiar con lo que puede. Trabaja en el Ministerio de Alimentación, donde el salario mínimo equivale a 0,50 dólares. La motivación para continuar en el trabajo es la canasta básica que recibe, valorada en alrededor de 20 dólares, con la que los dos complementan la alimentación de la familia compuesta por hijas de 14, 11 y 3 años.

En enero de 2021 la canasta básica de alimentos para una familia de cuatro tenía un valor aproximado de 255 dólares, según el Centro de Documentación y Análisis Social (CENDAS).

“Durante 15 días comimos bien, con carne y pollo; en la próxima quincena comemos huevos y verduras”, dice este hombre de 36 años mientras espera su turno para hacerse una vasectomía subvencionada por una ONG dedicada a la salud sexual y el control familiar. En el mismo espacio se encuentran unos 30 hombres, de distintas edades, esperando para someterse al mismo procedimiento. La cantidad de jóvenes es impresionante, algunos de ellos casi sin barba.

Este es el caso de K. S. A los 19 años decidió no tener hijos motivado por la dificultad de vivir “en un país donde no veo futuro”. Este estudiante de física planea seguir la ruta de más de seis millones de venezolanos y salir del país. Aún no ha emigrado por falta de recursos económicos.

A la familia no le informó sobre su decisión radical. Para poder pagar los exámenes preoperatorios, que cuestan alrededor de 50 millones de bolívares, le mintió a su padre, quien terminó prestándole el monto, equivalente a 62,5 salarios mínimos, para que su hijo pudiera “ir a una entrevista de trabajo”.

Unos asientos más atrás, el músico Jermail Pérez, de 20 años, estaba hablando con otro compañero en la sala de espera. Dijo al informe de RFI Brasil que la operación se decidió “porque mis perspectivas profesionales no me permiten tener hijos”.

La mitad del salario en anticonceptivos

Cada mes, entre trabajos separados, gana alrededor de 40 dólares. Su novia, con quien ha estado durante dos años, gana un poco más. El ingreso combinado de los dos no llega a los 100 dólares mensuales.

La esterilización permitirá a la pareja tener una vida sexual más tranquila y, sobre todo, ahorrar dinero. Para evitar el embarazo, recurrieron a condones y anticonceptivos. Cada tres meses se desembolsaron entre 20 y 25 dólares -entre la evaluación prenatal y la compra de anticonceptivos- subsidiados por la Asociación de Planificación Civil de Familia (Plafam), que facilita píldoras a las mujeres, luego de exámenes previos que comprueban la ausencia de embarazo.

“Algunas personas no tienen su propio espacio para tener relaciones sexuales y no pueden pagar un motel. La situación económica y otros problemas que existen en el país afectan mentalmente a las personas. Esto provoca una caída en el deseo sexual”, detalla Jermail, quien vive en una popular región de Caracas.

En Venezuela, el precio de una caja con tres condones varía entre 2.400.000 y 7.138.000 bolívares, equivalentes a 1,50 y 3,8 dólares. El paquete de anticonceptivos, en cambio, varía entre 7 y 15 dólares, dependiendo del medicamento.

Cada vez más jóvenes

“En los últimos años, hemos visto niños cada vez más jóvenes que desean someterse a una vasectomía. Una vez, un paciente de 16 años parecía estar vasectomizado. Quizás esta decisión sea el resultado de la situación del país que vivimos”, dijo el urólogo Douglas Ramírez mientras realizaba una de las treinta esterilizaciones programadas para el día.

La situación referida por el médico está documentada desde 2014 por la Encuesta de Condiciones de Vida de Venezuela (ENCOVI). Considerado el principal termómetro de la sociedad en el país, el diagnóstico, realizado en conjunto por las tres principales universidades de Venezuela arrojó que el 79% de la población vive en extrema pobreza. Esto significa que el salario recibido es insuficiente para cubrir la canasta básica de alimentos. Según los investigadores que participan en el estudio anual, este empobrecimiento está vinculado a una caída del 70% del Producto Interno Bruto (PIB) entre los años 2013 y 2019. Entre 2019 y 2020, la pobreza afectó a cerca del 96,3% de los hogares del país.

En un país donde hasta hace poco era común ver familias jóvenes con más de tres hijos, la decisión de hacerse una vasectomía, principalmente por motivos económicos, podría significar un cambio estructural en la sociedad, según la socióloga Betty Núñez, directora de la ONG Comunidades 180.

“Que la esterilización masculina no sea un tabú es algo que podemos ver como positivo. Pero si hacemos el contraste entre quienes buscan esterilización, la gravedad podría recaer en el hecho de que son jóvenes, incluidos algunos menores de 30 y sin hijos, que deciden no ser padres por su proyección de vida económica. Los aspectos sociales y políticos del país simplemente muestran que no hay posibilidad de responder a las implicaciones de la paternidad y, por tanto, de la vida familiar”.

Aumento de vasectomías

Plafam confirma que el número de vasectomías ha ido creciendo en el país. En 2019 se realizaron 163 esterilizaciones masculinas. En 2020, a pesar de la pandemia, se realizaron 197 vasectomías, un 19% más que el año anterior.

A modo de comparación, en la sede de Plafam, entre enero y principios de marzo de este año, se realizaron alrededor de 100 esterilizaciones en hombres de distintas edades. Hasta el momento, se han realizado alrededor de 45 ligaduras de trompas, la esterilización femenina.

Varios factores influyen en la elección entre esterilización masculina y femenina. Uno de ellos es el costo.

La vasectomía cuesta alrededor de 100 millones de bolívares (40 millones para la operación y 60 millones para los exámenes preoperatorios). Tres meses después de la intervención, se requiere un espermograma, que cuesta ocho millones de bolívares. Sin embargo, Plafam corre con los costos del procedimiento y los pacientes solo pagan por los exámenes preoperatorios.

Para realizar una ligadura de trompas la operación sola ronda los 150 millones de bolívares, equivalente a más de 180 salarios mínimos, o alrededor de 80 dólares. Sin mencionar que este procedimiento es mucho más invasivo que la vasectomía y con un postoperatorio más complejo.

Robert y Francis, de 31 y 36 años respectivamente, han estado juntos durante casi seis años. Tuvo dos hijos antes de conocer a su actual esposa, quien ya tenía tres hijos. Juntos tuvieron un bebé que pronto cumplirá un año. Aunque viven en la casa de la madre de Francis, su salario no puede alimentar a tantas bocas. Después de años de usar métodos alternativos, la pareja llegó a una conclusión: una ligadura de trompas sería “muy cara, el postoperatorio duraría unas tres semanas y tendría que ir a un hospital en tiempos de pandemia. Todo es muy complejo”, dice Francis, que trabaja como secretaria en un taller mecánico.

Después de mucha conversación, decidieron que la vasectomía era lo mejor para ambos. Y allí estaban en la sala de espera, esperando el turno de Robert para cortar los conductos deferentes, que transportan los espermatozoides. Después de unos 15 minutos, el community manager salió de la clínica donde “cerró la fábrica”, como describió el procedimiento.

Cuando se le preguntó cómo sería la vida sexual después de una vasectomía, Francis anticipó la respuesta. “Esperaremos los tres meses sugeridos por el médico después de la cirugía. Antes de eso, seguiremos cuidándonos y luego también. La situación no es fácil para que nosotros tengamos más hijos”, dijo con cierto alivio en el rostro de quienes saben lo que es vivir en un país que, en 2020, tenía una inflación acumulada de 3.000%, según el Banco Central de Venezuela.

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