Tardó, pero ha comenzado a pasar. A las zonas populares de Caracas ha comenzado a llegar internet de fibra óptica, con mayor velocidad que las viejas conexiones telefónicas de la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (Cantv). Se trata de una respuesta al servicio de la empresa estatal, precario y en muchas ocasiones inexistente, y la débil conectividad de otras operadoras del país.
Hasta ahora, vecinos de distintas comunidades, impedidos de comunicarse oportuna y efectivamente, buscan soluciones tanto en solitario como en equipo, para suplir la necesidad de conexión y solventar el resto de actividades del día a día que, en su mayoría, requieren del uso de internet.
Una realidad que no ha cambiado pero encuentra en la oferta de empresas privadas una opción. Algunas operadoras más pequeñas han comenzado a instalar puntos de fibra óptica en sectores populares desde los cuales conectan distintas casas y ofrecen conexiones de alta velocidad. O al menos en comparación con las conocidas hasta ahora.
Nairobi Lara, comunicadora social y habitante del sector Colinas del 12 de Febrero en Petare (municipio Sucre del estado Miranda), contrató el servicio de internet en agosto del año pasado tras mudarse de residencia. La inversión total fue de $175 e incluía un router y más 60 metros de cable de fibra óptica. El pago mensual por el servicio se fijó en $30 y recibe 10 megas de velocidad.
Cuenta que hace unos meses ofreció compartir la señal de internet y los gastos mensuales con la propietaria de la vivienda que habita. «Cada una paga $15 al mes por el servicio, lo que resulta factible para ambas partes: ella es maestra y necesita conexión al trabajar desde casa y yo reduzco un poco los gastos».
Lady Sosa es profesora en educación inicial y la beneficiaria de la instalación de internet de Lara. Desde la pandemia por la covid- 19 imparte tareas dirigidas en su casa a casi 30 niños, en tres turnos, por día. Explica que desde hace más de seis años no tenía internet en su vivienda, cuando contrató una empresa privada que luego se fue del país «y de ahí más nunca».
«Me conecté un tiempo con una comadre que me dio la clave de su wifi, pero tenía que estar parada en un rincón de la sala, que era el único sitio donde medio llegaba la señal», relata la maestra y agrega que el uso de los datos móviles, de cualquiera de las tres operadoras que existen en el país, son nulos en esa zona alta o solo sirven en determinados espacios de la casa.
Sosa afirma que no hay líneas Cantv por la zona, y ahora los vecinos que pueden hacerlo recurren a contratar servicios de internet por fibra óptica. «Para mí la instalación es muy costosa ($200). Hay que decidir si se compra comida, se paga la escuela de los chamos o es tener siempre algo de dinero en las manos por si te duele la barriga o tienes una emergencia».
Cantv, obsoleto y para unos pocos
Las conexiones de «Cantv para todos», habituales en Caracas, cuando funcionan promedian velocidades de 1 mega de conexión. Las nuevas ofertas de fibra óptica pueden hacer crecer ese número al menos en cinco veces. Pero el costo es muchísimo mayor, especialmente al tomar en cuenta el primer pago para la instalación de los equipos. Un «lujo» que no todo el mundo, todavía, se puede permitir.
El presidente de la Cámara de Empresas de Servicios de Telecomunicaciones (Casetel), Pedro Marín, asegura que en el país existen más de 180 operadoras de internet, aunque la mayoría opera en las principales ciudades como Caracas, Maracaibo, Barquisimeto y Valencia, dejando por fuera y desatendidas a otras regiones del interior del país como Amazonas, Delta Amacuro, Trujillo, Mérida, Yaracuy, Apure, entre otros, incluso varios sectores del lado oeste de la capital, donde son menores las ofertas de internet por fibra óptica.
Marín explica que la desatención en el interior del país y la falta de opciones para adquirir el servicio obedece a una sencilla razón: el cobro de tasas muy elevadas por el uso de las Vías Generales de Telecomunicaciones (VGT), que son canalizaciones por las que la fibra óptica llega a las ciudades, que se comercializan a través de las estatales Cantv y Corpoelec, que opera a través de la empresa EDC Network comunicaciones, habilitada por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) para el arrendamiento o comercialización de las VGT.
«Ellos cobran a las empresas privadas una tasa muy elevada por utilizar esas vías. En el caso de Cantv, se paga alrededor de los 0,40 centavos de dólar por metro, que a la tasa oficial del Banco Central de Venezuela del día 25 de enero de 2023 representa 8,52 bolívares; ya que la tasa se encuentra en Bs 21,31 mientras que el caso de Corpoelec el pago es de un dólar por poste».
Destaca que a la mayoría de las empresas privadas de internet se les dificulta prestar el servicio en lugares alejados de la línea de transmisión principal (Backbones) y con baja densidad de población debido a los costos de las VGT.
«Es por ello que desde hace rato he sugerido a Conatel, que es el ente regulador y el que debería poner orden en eso, no cobrar lo mismo por las VGC en las ciudad que en poblaciones apartadas del país. Se deben cobrar más barato si realmente se quiere impulsar que el internet llegue a todas partes, de lo contrario a las empresas no le van a dar los números para hacer la inversión», sostuvo el presidente de Casetel.
Compartir el internet
«Antes de tener internet por fibra óptica fui a varias compañías, pero me dijeron que no tenían servicio para la zona de El Nazareno en Petare. Conseguí una empresa que sí llegaba hasta aquí y pedían $120 por el router y el cable, con una mensualidad de $25 por tres megas de velocidad”, explica Jeferson Blanco, estudiante de administración en la Universidad Simón Rodríguez de Palo Verde.
Cuando no tenía internet hacía las tareas de la universidad pegado a wifi libres o a punta de datos móviles, pero gastaba mucho dinero en saldo y la conectividad por la zona es pésima. Tras un sacrificio de cinco meses jugando «sanes» para reunir, Jeferson pudo instalar fibra en su casa, del que se benefician en su hogar y hasta en la casa debajo de la suya; donde comparte con un primo el servicio y el gasto mensual.
Greydy Ramírez, madre de Jeferson, explica que por la zona es común que el internet se comparta y se pague entre dos, resulta «más cómodo pagar la mitad ante la falta de dinero».
Durante el 2022, la percepción ciudadana sobre la calidad negativa del servicio de internet fijo domiciliario se mantuvo entre 42,4% y 58,1%, mientras que la valoración de la calidad negativa del servicio de internet móvil fue de 51,8%, según mediciones realizadas por Observatorio Venezolano de Servicios Públicos.
En Petare existe una amplia oferta de empresas privadas de internet por fibra óptica en diversos sectores, incluso los más altos. Marín explica que esto se debe a dos factores: la mayoría de las instalaciones de esa zona se hacen a través de los postes y la otra son los impuestos municipales. «A medida que ponen más impuestos, la gente migra hacia otros municipios», sostuvo.
Fibra óptica no es opción en el oeste caraqueño
María Camacho vive en el sector Ruperto Lugo de Catia, no tiene internet residencial de Cantv desde 2019. El consejo comunal de la zona, en conjunto con cuadrillas de la empresa estatal de comunicaciones, hicieron gestiones para restablecer el servicio, «pero eso nunca funcionó, solo limpiaron algunas alcantarillas y anotaron los datos de los que no tenían el servicio de Cantv. Más del 70% del edificio permanece sin el servicio».
Tras una búsqueda exhaustiva de opciones económicas para el internet por fibra óptica —»porque no hay tantas empresas que presten ese servicio para este lado de la ciudad»—, Camacho logró reunir $350 para la instalación y al mes paga $60 por cinco megas de velocidad.
Al respecto, Pedro Marín aseguró que la falta de opciones para adquirir el servicio de internet en el oeste de la ciudad, está asociado al tema del costo de las VGT, y también a un tema tributario. «El municipio Libertador cobra impuestos para poder instalar fibra óptica. Quieren cobrar el 10% de la inversión total del proyecto de instalación de las fibras», aseguró Marín y resaltó que otro de los factores que influyen es que Cantv se reserva el derecho de desarrollo, es decir, es quien autoriza o no a las empresas para que metan fibra hasta esos lugares.
«Básicamente hay más obstáculos en el municipio Libertador para que las empresas puedan hacer todo lo que es la inversión en fibra óptica que en el municipio Sucre. Primero tienen que gestionar los permisos para que les permitan el lanzamiento de la fibra, y además hay que pagar el 10%». Marín manifestó que la medida es contraproducente, pues frena la inversión en el municipio y no permite a la gente de ese lado de la ciudad disfrutar del servicio.
Ante esto, Marín recomienda «no cobrar las tasas elevadas de impuestos, porque eso lo que hace es frenar a las empresas que trabajan allí; también se debe reducir el costo por el uso de las VGT en ciudades alejadas del país, como Puerto Ordáz, Mérida, Trujillo, Yaracuy, entre otros.
«Creo que nos falta mucho para desarrollar aquí en internet, pero si se toman medidas en cuanto a hacer un cobro razonable de lo que son las VGT y el transporte de la data por los backbone de Cantv, se va a impulsar el crecimiento del internet en el interior del país, indudablemente».
Internet inalámbrico
Otra forma de conexión a internet son los enlaces inalámbricos, aunque el experto asegura que uno de los principales inconvenientes en este tipo de conexión es la piratería, que genera interferencia en el espectro radioeléctrico. Tampoco manejan el mismo ancho de bandas que la fibra óptica.
Venus Yánez es estudiante de ingeniería y vive en el kilómetro 16 de la carretera hacia El Junquito, área semirrural al noroeste de la ciudad, una zona donde la señal telefónica y de internet es precaria o inexistente. Hace unos meses, y debido a sus actividades académicas, indagó sobre las opciones en las zonas para contratar el servicio de internet. Por recomendaciones de algunos vecinos, Yánez dio con una compañía situada en Los Dos Caminos, pero con una antena repetidora en El Junko.
La conexión se logró mediante la antena de un vecino. «Al principio me dijeron $300 con todo incluido, materiales y la mano de obra, pero terminó siendo $320, además de la mensualidad que son $40; en total fueron $360», detalló la estudiante sobre el primer pago. Explica que recibe cinco megabytes de velocidad de conexión, lo que, a su juicio, es mucho más rentable que hacer recargas de saldo al celular. «Lo único es que al irse la luz en El Junko se afecta el wifi».