Depredadores sexuales al acecho de niños entre 6 y 12 años en Venezuela

Redaccion El Tequeno

Actos que les marcan la niñez y que repercuten en el adulto del mañana, como los abusos sexuales, son cada vez más frecuentes en la sociedad venezolana, lo que ha encendido las alarmas de los expertos y de las autoridades competentes, quienes aseguran que estos hechos normalmente ocurren en el seno familiar o donde se ha creado un vínculo de confianza. Los pequeños de 12 años de edad serían los más vulnerables.

Esta situación se evidencia en las cifras de denuncia que ha publicado el Ministerio Público, donde el fiscal general, Tareck William Saab, precisó que desde enero del 2022 hasta el 15 de agosto recibieron 632 denuncias que están relacionadas directamente con la pedofilia; sin embargo, no detalló el número de imputaciones.

En el caso del estado Lara, según las cifras que lleva LA PRENSA, en lo que va de año se han registrado 20 casos de abuso sexual a menores de edad, los cuales son informados luego de que las víctimas ingresan a centros asistenciales como el Hospital Central o el Hospital Pediátrico de Barquisimeto a recibir una valoración médica. De estos, por lo menos 10 personas estarían rindiendo cuentas ante organismos policiales.

Uno de los casos más recientes que se registró durante la semana pasada y que causó el desprecio de la colectividad por el aberrante acto fue el abuso sexual que cometió Josué Arias Campos, alias “Junior el Perro” contra un niño de 5 años que se había quedado solo en casa. El hombre estaba trabajando como albañil en una vivienda ubicada en el barrio Bolívar, al oeste de Barquisimeto.

Arias sometió y amarró al niño para abusarlo, mientras que Fernando Enrique Guillén, quien también estaba trabajando en la obra, actuó como cómplice al ayudarlo a “cantar la zona”, además de grabar con un teléfono inteligente. Tras la denuncia de los familiares del pequeño, ambos quedaron detenidos por funcionarios de la Policía Bolivariana de Venezuela (PNB).

Otro de los hechos que se registró fue el de una pequeña de 8 años de edad que fue llevada al Hospital Pediátrico, luego de que sus familiares la encontraran siendo víctima de su vecino de 19 años, quien presuntamente, le estaba tocando sus partes íntimas. Este hecho ocurrió en la calle 22 con carreras 23 y 24.

Según la doctora en ciencias con mención en psicología de la Universidad Internacional del Atlántico, María Auxiliadora Campos, todo lo que conduzca a un daño potencial en la salud psíquica y en el desarrollo del humano es maltrato, el cual puede ser activo donde hay abuso sexual o violencia; o pasivo el cual afecta directamente la salud mental del niño.

“El abuso sexual se trata de una desigualdad de poder o de edad, donde usan a las víctimas como un objeto sexual, tiene una prevalencia bastante alta. El renglón femenino es el que está más propenso a sufrir este tipo de actos y las edades más propensas es entre los 6 y 12 años, la causa es la debilidad porque los victimarios se sienten más fuertes y por ende someten a sus víctimas”, dice.

La licenciada en educación y defensora de los derechos humanos, Luisa Pernalete, señaló que independientemente que se llegue a la violación o no, cualquier tipo de “manoseo” o comentario malintencionado de doble sentido es considerado como abuso sexual y que además son cometidos por personas cercanas que no levantan sospechas.

“Normalmente, los agresores y victimarios son padrastros, abuelos, vecinos, tíos, son personas cercanas y eso lo hace complicado porque no hay ningún tipo de sospecha cuando se acercan a los niños, van poco a poco ganándose su confianza y les hacen ver como bueno lo que está pasando o los amenazan para que nos los acusen, es por eso que el miedo también los paraliza”, asegura.

Tienen cambios
Las especialistas aseguran que cuando un niño sufre maltrato activo o pasivo cambia completamente su conducta, por lo que los padres, representantes y familiares deben estar muy alertas a su comportamiento.

“Hay que estar pendiente ante cualquier cambio del estado de ánimo del niño o la niña, porque comienzan a tener problemas de sueño, manifiestan que no quieren ir a un lugar, se vuelven callados o incluso se autolesionan. Es importante que se genere un clima de confianza, tanto en la escuela como en la casa que cada vez que los niños lleguen preguntarles qué les gustó y qué no, y aunque pueda parecer una tontería lo que están diciendo, nunca minimizarlo”, comenta Pernalete.

La profesora también destacó que no se debe obligar a los niños a mostrar afecto a ningún pariente a menos que el pequeño lo desee y que además hay que informarles qué es el abuso y el por qué las personas no pueden tocar sus partes íntimas.

“Hay que indicarles que nadie les puede tocar sus partes íntimas, que el niño sepa que tienen quien los defienda y que además el entorno sepa también que están al pendiente de ellos”, señala.

Varias debilidades
Carlos Trapani, abogado y coordinador general de Cecodap, explica que en el país hay varias debilidades que han dejado en estado de exposición y desprotección a los niños, en primera instancia señala el acceso a información oficial, la deidad institucional, la falta de políticas públicas y la falta de rendición de cuentas en recursos aprobados a la infancia.

“El resultado de este diagnóstico es que los niños no la están pasando bien, este sueño de protección que la Lopnna estableció en el 2000, poco a poco se ha ido desvaneciendo, igualmente de deseos no se hacen realidades, como autoridad puedo tener la mejor intención, pero si eso no se traduce en resultados medibles sigue siendo un deseo que no cambia la realidad de los niños”, dice.

Trapani destacó que según las cifras que llevan en Cecodap desde abril de 2021 hasta abril de 2022, el mayor número de casos que atendieron fue por violación a la integridad, lo que se traduce que el 30% de los casos recibidos tuvieron que ver con maltrato, castigo físico y abuso sexual.

“Hemos identificado cómo en pandemia hay un incremento en la violencia sexual hacia niños y los principales agresores son los padres o personas cercanas a la cotidianidad del niño con quienes se establece una relación de confianza”, dice.

Esto coincide con lo que han indicado expertos de los derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, quienes aseguraron que los casos de abuso sexual incrementaron durante el confinamiento, afectando también la salud mental.

Instan a reconocer las señales no solamente los padres, pues las denuncias ante las autoridades pueden hacerlas personas relacionadas o no al entorno familiar.

Señales para detectarlos
Especialistas destacan que los depredadores sexuales suelen ser presentados como personas impulsivas e incapaces de controlar sus acciones, pero aseguran que no todos son así, hay algunos que controlan sus facultades y toman decisiones racionales.

La doctora, María Auxiliadora Campos, dice que estos se pueden identificar con su lenguaje verbal. “Tienen una mirada agresiva, siempre buscan adelantarse en una fila y abusan del orden, tiran las cosas y además suelen tener un tono de voz más estruendoso e imponente, son alarmas que se encienden, pero dentro de esto está la manipulación con la que envuelven a sus víctimas para poder abusarlas”, dice que en la manipulación se muestran amigables y extrovertidos.

Campos comenta que los depredadores sexuales se crean normalmente porque tienen trastornos de personalidad, han sido víctimas de violación, maltrato físico y psicológico, han estado en ambientes caóticos, son pobres en enseñanza de valores, límites no establecidos y pobreza extrema.

Usan símbolos para identificarse
El Buró Federal de Investigaciones (FBI, por su sigla en inglés), en el año 2008 realizó un estudio sobre la pedofilia, donde dio a conocer los símbolos que son utilizados por estas personas para identificarse. El informe se dio tras realizar varios allanamientos y además dio a conocer que son tres, pero estos tienen sus variaciones, aunque siguen manteniendo su significado.

Explican que son siempre compuestos por la unión de dos figuras similares una dentro de la otra, la forma más grande representa el adulto y la más pequeña al niño, estas pueden ser utilizadas en accesorios, como pulseras, dijes, anillos, entre otros.

El de los triángulos, el cual se llama “BoyLover” representa a los hombres que les gustan los niños, el detalle cruel es el triángulo más pequeño, que representa al hombre que le gustan los niños pequeños.

El símbolo del corazón es denominado “GirlLover”, donde se identifican hombres o mujeres que gustan de las niñas.

La mariposa que sería el tercero es llamado “ChildLover” y representa a quienes gustan de ambos sexos, normalmente incluyen dos colores, azul y rosado.

También estaría la bandera del movimiento MAP que tiene tres colores, azul, rosa y blanco, el cual busca que la pedofilia sea retirada por la OMS como un problema.

Casos de abusos dejan secuelas
La doctora, María Auxiliadora Campos, señala que cuando los niños sufren algún tipo de maltrato, sea pasivo o activo este deja diversos trastornos producidos por el estrés postraumático.

“Las personas sufren de insomnio, ansiedad, depresión, poca integración social y tienen angustia constante. También hay otros que son extremadamente sumisos y esto lo vemos mayormente en las mujeres, los niños van a tener trastornos de conducta, atención, hiperactividad, dificultades en el aprendizaje, daños neurológicos y estos vienen a consecuencias de ese estrés postraumático”, dice.

En muchas ocasiones, el niño agredido por un adulto decide olvidar esos abusos, olvidarlos, como si no existieran. Pero antes o después ese trauma termina saliendo, los expertos lo denominan “efectos durmientes” y en ocasiones las consecuencias son muy graves. El consumo desmesurado de alcohol y drogas es a veces una forma de luchar contra ese trauma ignorado durante años.

Otro de los efectos de los abusos tiene que ver con la propia sexualidad. En el caso de las mujeres, su sexualidad pasa o por mantener conductas de riesgo o, al contrario, huir de ellas. Además, tienen más probabilidades de sufrir abusos en la edad adulta. Los hombres, por su parte, presentan problemas de identidad sexual, falta de satisfacción o alteraciones de la motivación sexual.

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