Más de mil personas han muertos y otras 2.000 han resultado lesionadas a causa de inundaciones repentinas, sequías, y otros desastres naturales durante los últimos doce meses en Afganistán, informó esté sábado el Gobierno de los talibanes que ya prevé peores catástrofes por la crisis del clima.
“Debido a diferentes desastres naturales, incluyendo inundaciones repentinas, sequías y otros, más de 1.000 personas murieron y otras 2000 resultaron heridas”, dijo en una declaración en video el portavoz del Ministerio de Gestión de Desastres, Malavi Shafiullah Rahimi.
Según Shafiullah Rahimi, en ese periodo 40.000 casas fueron total o parcialmente destruidas, mientras que 90.000 animales de cría murieron y cientos de hectáreas de tierra agrícola fueron destruidas.
Los datos corresponden al año solar afgano 1401, que va del 21 de marzo de 2022 al 20 de marzo de 2023.
El Ministerio de Gestión de Desastres advirtió además de los riesgos de mayores desastres naturales en el país a causa de la crisis del clima.
“El cambio climático amenaza la vida de las personas y con el calentamiento, algunas áreas residenciales pueden convertirse en áreas no residenciales debido a que la tierra agrícolas se están convirtiendo a los desiertos”, explicó Shafiullah Rahimi.
Además ” en algunas otras áreas los incidentes pueden ocurrir a la inversa y las fuertes lluvias pueden causar inundaciones repentinas severas”, añadió.
En este sentido, el Ministerio de Gestión de Desastres hizo un llamado a los demás países que trabajan en la gestión del cambio climático “a cumplir con sus compromisos en la gestión y prevención de desastres provocados por el cambio climático en el país”.
Solo en un terremoto de 5,9 grados que sacudió el este de Afganistán el 22 de junio pasado, las autoridades reportaron 1.030 personas muertas y más de 1.500 heridas.
El pasado enero, más de un centenar de personas murieron en Afganistán por una virulenta ola de frío, con mínimas que rozaron los -20 grados y cubrieron de nieve buena parte del país incluyendo la capital.
Afganistán ya se encontraba sumido en una profunda crisis humanitaria y económica antes de la llegada al poder de los talibanes en agosto de 2021, pero el aislamiento internacional y el bloqueo de los fondos de ayuda extranjera tras la caída del anterior Gobierno han exacerbado la situación de precariedad de millones de afganos.