La generación que nacimos en los 90s, crecimos con la historia de unos juguetes que tomaban vida y tenían aventuras, dejando una serie de personajes icónicos que jamás olvidaremos. Sin duda, uno de esos personajes que se ganó nuestro cariño es Buzz Lightyear, ese guardián espacial que no sabía que era un juguete.
En 1995 inició todo, con un Pixar independiente y muy pequeña, que apenas había logrado algo de éxito. Conocer a Andy, Woody, Buzz y los demás juguetes fue divertido, pero lo más genial fue esa historia del juguete que no sabía que era un juguete. Buzz Lightyear llega a nosotros como un personaje extraviado, que no sabe cómo funciona el mundo y que se cree el personaje real de su serie, lo que lo lleva a hacer cosas muy tontas pero que por alguna razón le salen bien. Obviamente, ver la evolución del personaje, su caída y nuevo ascenso como juguete, es algo que hizo que lo quisiéramos muchísimo.
Pasaron 4 años, y las aventuras de los juguetes regresaron, ahora desarrollando un poco más la historia de sus personajes (principalmente el de Woody). Buzz ya es el segundo al mando en el cuarto de Andy, y con la desaparecida de Woody, organiza un rescate espectacular. Aquí empezamos a conocer algo más de personaje, a través del videojuego y nuevos juguetes. El Emperador Zurg, gran antagonista de Buzz, hace acto de presencia, al igual que muchos otros detalles.
No todo se desarrolla en las películas. Hasta ahora estábamos acostumbrados a ver a un juguete de un cierto personaje, pero en el 2000 llega Buzz Lightyear Comando estelar: la aventura comienza. Está serie es el primer desarrollo serio de la historia del personaje, y no del juguete.
En una versión de animación tradicionales, conocemos oficialmente al Comando Estelar y sus aventuras, lideradas por el gran Buzz Lightyear.
La llegada de Buzz Lightyear a Toy Story se enmarca en el juguete de la película favorita de Andy, pero, ¿cuál es esa película?. Esa es la pregunta que da origen a Lightyear, la asombrosa película que sin duda es un golpe a la nostalgia de muchos.
Debo comenzar diciendo que, al principio, Simplemente pensé: ¿Esto es necesario?… Y es una pregunta lógica, pues luego de 4 películas de la franquicia de Toy Story, uno ya empieza a pensar en la sobre explotación de los productos y el deterioro que esto conlleva. Llegar a ver la película con cero expectativas, creo que fue lo mejor que pude haber hecho. El disfrute y la nostalgia que me hizo experimentar fue algo espléndido, y aunque la película no es perfecta, el logro es de reconocer.
El cambio en el estilo de animación, ayuda a modernizar la historia y separarla de Toy Story, manteniendo una conexión pero sin hacerla sentir parte del mismo mundo. Además, la calidad de esa animación es impresionante, muy detallada y bien elaborada. La construcción de los personajes está súper bien realizada, según avanza lla historia te vas enamorando de los diferentes compañeros que te presentan.
La historia es súper interesante y atractiva, aunque algunos puristas dirán que se aleja de los elementos establecidos en Toy Story. Si, ignora algunos de los planteamientos de Toy Story 2, pero eso no es problema realmente. La historia está muy bien construida y te deja con ganas de seguir viendo a Buzz Lightyear en acción.
Es momento de abordar la mayor de las polémicas de esta película, que ha llegado hasta el ridículo: Pues Disney, desde hace un par de meses, hizo público la presencia de un beso de un par de personajes homosexuales. Muchos padres y grupos conservadores han hecho mucho revuelo con esto, llegando incluso al reviews bombing (tendencia actual, donde un grupo de seguidores llenan de mala calificación a una película en las páginas de recomendaciones).
Hay que aclarar el tema, pues el revuelo que se ha generado es mayor a lo que se llega ver en la película. La escena en cuestión, no es más que un paso acelerado por el tiempo, donde usan de referencia temporal a un personaje femenino que se casa con otra mujer. El beso no pasa de ser un simple «piquito» o beso de bienvenida a casa, que no supera los milisegundos. No hay nada de erotismo o sexualización en el beso, simplemente es un beso de saludo de una pareja. Ojalá hubiera tanto revuelo por esas escenas obscenas que tan fácil muestran entre parejas heterosexuales.
Saliendo de las polémicas ridículas, la película es algo genial y muy disfrutable, para los grandes y pequeños. Además de que cuenta con 3 escenas postcreditos, así que no puedes salir de la sala hasta terminar por completo los créditos.
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Renny Naredo – Periodista y Crítico de cine. Conductor y Director de @DesdeLaButacaVe