Desigualdad sociopolítica, criterio de obligada praxis para el régimen

Redaccion El Tequeno

El régimen opresor se ufana de las consecuencias de reprimir e intimidar. Cada situación, revés o arbitrariedad cometida impunemente, con la venia del régimen, pone al descubierto cuánto desagrado proyecta la crudeza propia de la realidad sociopolítica que enmarca el hecho cuestionado.

En medio de este accionar, se requiere analizar el contexto que sirve a violadores, timadores, corruptos, violentos, impostores, ladrones, asesinos, engreídos y furibundos revolucionarios para cometer cuanta fechoría, delito o atropello, injusticia o abuso es perpetrado.

En ningún momento de las crisis vivenciadas, caos o desenfrenos acontecidos, se hacen presentes los organismos de gobierno encargados de velar por el resguardo de los derechos humanos responsables de la dignidad de la persona, su seguridad.

El país mutado para peor

El país se volvió un enorme laboratorio donde se experimenta con la inmoralidad, la resignación, la humillación, la violencia, la insolencia, la deshonestidad, la obscenidad, la  ilegalidad, el abuso y con otras tantas vulgaridades.

Las mismas, dan cuenta de la mediocridad y la incultura que caracteriza a buena parte del funcionariado; indistintamente de la condición, jerarquía y clase que posea, pues se trata de una comunidad que reúne a militares, policías, civiles y cuanto adulador pueda creerse superior.

Es inverosímil creer que quien sea parte de tan descompuesta y encolerizada colectividad política no quede rescindido de leyes que sancionan la práctica del odio, el ejercicio del chantaje, la estafa o extorsión.

Es absurdo que por expresar alguna opinión que roce la presunta “majestad” de la cual ridículamente se ufana el régimen, cualquier persona sea objeto de acusaciones que excedan las que la justicia y legalidad establecen como delitos, transgresiones y violaciones.

Aunque el régimen político se jacta de acatar los preceptos constitucionales, obedecerlos y respetarlos, la realidad es demostrativa de lo contrario.

Cualquier acusación sirve de patraña

Apenas alguien se atreva a cuestionar o impugnar decisiones y acciones de politiqueros ligados con la gestión política, social y económica gubernamental, es acusado en lo inmediato de “traición a la patria”, por ejemplo. La inhabilitación o la siembra de droga o armas son otras formas de reducir política y moralmente al adversario.

La pervertida inventiva del régimen usurpador, suele concebir razones para justificar cualquier patraña legal arreglada por el Tribunal Supremo de Justicia con el propósito de pisotear, arrinconar, anular o eliminar al contendiente.

Eso hace ver, que el régimen político viene avanzando en arremetidas de injusticia para allanar el terreno necesario que avale su tránsito hacia una “tiranía encubierta”. De ahí sus depravadas maniobras para hacer del país su espacio de ensayo para intervenciones, apresamientos, imposiciones y demás libertinajes que le permitan afianzarse el poder. Así, construye su empedrado camino para ver al país como su más amplio escondrijo. Eso hace de la desigualdad sociopolítica, criterio de obligada praxis.

Antonio José Monagas

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

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