El papa Francisco recibió con un afectuoso: «Me encanta verlo aquí, me encanta que haya venido» al gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel, a su llegada este martes al Vaticano para una reunión que se prolongó 40 minutos y durante la cual, al parecer, el tema de los presos políticos cubanos no fue tocado, al menos según los comunicados de ambas partes publicados hasta el momento.
«Me encanta verlo recuperado. Muchas gracias por arreglar este encuentro», dijo Díaz-Canel tras entrar en el edificio del Aula Pablo VI donde se celebró la reunión y el papa respondió: «Bueno a mitad de camino, porque todavía tengo los puntos», en referencia a la operación por una hernia abdominal de la que fue dado de alta el pasado viernes, reportó EFE.
Después, el gobernante cubano le presentó a su esposa, Lis Cuesta Peraza, de la que dijo es «una gran admiradora» del pontífice.
«Le quiero mucho, un placer infinito», dijo la esposa del mandatario, a quien Francisco le pidió «que le tirase alguna oración de vez en cuando», según se escucha en el video del encuentro distribuido por el Vaticano.
Una vez sentados en la mesa del despacho del aula Pablo VI, ambos comenzaron la reunión hablando de la salud de Francisco y este explicó de la operación: «Esas cosas de la vejez».
El gobernante cubano también le presentó al papa a su hijo Miguel Díaz-Canel Villanueva, parte de la delegación que lo acompañó y del que explicó que había estudiado derecho y que trabajaba con él, además de ser «la oposición en la familia» pues es el «que más critica».
Durante el tradicional intercambio de regalos, Francisco le entregó una obra de arte de bronce que representa una paloma portando una rama de olivo, con la inscripción «Sed mensajeros de la paz», además del Mensaje para la Paz de este año, el documento sobre la fraternidad humana y el libro sobre la Statio Orbis del 27 de marzo de 2020.
Por su parte, Díaz-Canel le regaló al papa una escultura en plata, bronce y madera, titulada «El Lector», y dos volúmenes de poetas cubanos: Las miradas perdidas, de Fina García Marruz, y La Luz del imposible, de Cintio Vitier, que dijo eran representantes de «lo mejor de la intelectualidad cubana en aquella época» y que «son dos libros de poemas bellísimos y son libros de valores».
Al recibir la medalla acuñada por el décimo aniversario del pontificado, el gobernante dijo que «exactamente nos estamos viendo en el décimo aniversario de su ascenso al solio Pontificio» y Francisco bromeó sobre su elección como pontífice: «Me agarraron con la guardia baja».
«Sabemos que ha hecho un esfuerzo y se lo agradecemos mucho y siempre lo guardaremos en el corazón», concluyó Díaz-Canel, que después se trasladó a Secretaría de Estado para su reunión con Pietro Parolin.
Del encuentro con Francisco, Díaz-Canel publicó en Twitter: «Muy grato reencuentro hoy con Su Santidad el papa Francisco, a quien transmití el profundo cariño y deseos de plena recuperación del pueblo cubano«.
«Fue una conversación franca. Confirmamos amplias coincidencias en temas acuciantes de la agenda internacional para la humanidad», añadió.
«Abordamos la realidad cubana actual, en particular el severo impacto en nuestra población del bloqueo económico recrudecido. Agradecí sus muestras de cercanía y aliento en favor de nuestro país. Confirmamos voluntad de seguir fortaleciendo los nexos entre la Santa Sede y Cuba», concluyó Díaz-Canel.
En la misma red social, el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, escribió brevemente que Díaz-Canel y Francisco «reflexionaron sobre problemas globales y el contexto actual de Cuba».
«El encuentro se desarrolló en un ambiente de diálogo franco y cálido, como caracteriza a las relaciones bilaterales», dijo Rodríguez Parrilla.
En un comunicado, el MINREX añadió que la parte cubana «reconoció el rol activo del Sumo Pontífice en la búsqueda de soluciones a los graves problemas que hoy afectan a la humanidad, así como la coincidencia de criterios en temas como la defensa de la paz internacional, el desarme nuclear, la protección del medio ambiente, el fomento de la solidaridad y la lucha contra la exclusión social, la desigualdad y la pobreza».
Por su parte, la Oficina de Prensa de la Santa Sede, dijo que durante las conversaciones de Díaz-Canel en la Secretaría de Estado con el cardenal Pietro Parolin «se habló de la importancia de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y (el Gobierno de) Cuba, evocando la histórica visita de San Juan Pablo II en 1998, de la que se cumple el 25 aniversario».
También «se detuvieron en la situación del país y en la contribución que ofrece la Iglesia, especialmente en el ámbito de la caridad«.
Asimismo, trataron «algunos temas internacionales de interés mutuo y se subrayó la importancia de mantener el compromiso de promover siempre el bien común», concluyó el Vaticano.
El Vaticano nunca reveló la agenda del encuentro, pero se especuló que el tema de los más de 1.000 presos políticos que mantiene el régimen cubano sería abordado en las conversaciones.
Esto, después que en febrero pasado viajara a La Habana el enviado de Francisco, el cardenal Beniamino Stella, quien comentó al final de su visita que una potencial amnistía estaba «sobre la mesa».
Después de una conferencia en la Universidad de La Habana, Stella dijo que la Iglesia esperaba que los jóvenes que el 11J «expresaron sus pensamientos (…) puedan regresar a sus casas».
El abril último, una representación de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) se reunió con Díaz-Canel y otros altos funcionarios para dialogar sobre «la labor de la Iglesia Católica, la situación socioeconómica del país (y) el fortalecimiento de valores en la sociedad, entre otros asuntos», señaló un escueto comunicado de la Presidencia de Cuba.
La declaración oficial no mencionó el tema de los prisioneros políticos en cárceles del régimen, pero Ariel Suárez, secretario de la Conferencia Episcopal, dijo a Reuters que las partes dialogaron sobre el tema de los detenidos y que la conversación fue abierta y franca.
«La Iglesia agradece la posibilidad del encuentro y, sobre todo, agradece de que la puerta para encuentros próximos haya quedado abierta», dijo, citando el interés de la Iglesia en unas negociaciones sobre una potencial clemencia a los encarcelados.
La reunión se produjo después de que numerosas voces de la Iglesia Católica, incluyendo sacerdotes y otros religiosos, exigieran el cese de la represión contra la sociedad civil cubana, y de que medio centenar de familiares de presos políticos enviaran una carta a Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, pidiéndole que exija al régimen cubano el cumplimiento de las resoluciones de condena a la represión en la Isla aprobadas por la Eurocámara y que la Comisión Europea utilice el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación con La Habana para conseguir la liberación de todos los encarcelados.