Al menos 29 comunidades del Delta medio y bajo están bajo las aguas y su población comienzan a sentir los efectos del agua estancada que trae diarrea, vómito y fiebre.
Las enfermedades infecciosas como la diarrea, vómito, fiebre y otras afecciones estomacales y de la piel, comenzaron a manifestarse en la población que se encuentra bajo la crecida del Orinoco en Delta Amacuro.¿Quieres recibir nuestro exclusivo boletín informativo en tu correo? ¡Suscríbete a #BoletinPatilla!
De acuerdo a las informaciones de los moradores que logran llegar hasta Tucupita, la población de la zona se encuentra desasistida ante la falta de medicina y alimentos que por las inundaciones y el aislamiento escasean aún más en las comunidades.
La indígena Carmen Daria Bastardo, docente jubilada de la comunidad de Bonoina, aseguró que la diarrea acompañada con vómito y fiebre afecta a la población en general. “En la comunidad no hay nada de medicina, en el ambulatorio de Nabasanuka no hay ni siquiera para calmar una fiebre”. Además, indicó que hace varios días falleció una persona adulta identificada como Lucio Fuentes, por los síntomas señalados anteriormente.
Asimismo, la indígena Irene Malavé, de la comunidad de Winamorena 2, del municipio Pedernales, asegura que la población no cuenta con alimentos, las familias waraos subsisten con frutas recogidas del bosque.
“Buscamos la fruta del moriche y de la palma de la manaca conocida como el mono, las recogemos y con el consumo de esas frutas sobrevivimos en nuestras comunidades” sostiene Malavé.
De acuerdo a la descripción de Malavé, los niños son los más vulnerables. “Lloran de hambre porque su estómago le duele y no tenemos nada que darle cuando piden algo de comer”.
No obstante, la mujer warao, madre de 10 hijos asegura que no cuentan con la asistencia de las instituciones y asevera que la población no cuenta con un enfermero, y los niños no tienen maestros.
El agua estancada y oxidada de las lagunas comenzó a invadir los ríos y la contaminación se apoderó de todos los caños del bajo Delta. “Existe una mortandad de peces y de animales que agudiza la contaminación” reseñó un habitante del sector que pidió reservar su identidad. Además, considera que la asistencia institucional es nula en las comunidades alejadas y en otras son deficientes.
La desnutrición, las enfermedades infecciosas y trastornos estomacales impactan a los niños indígenas de los 320 poblados waraos diseminados en la desembocadura del Delta del Orinoco. En los últimos 30 días, se conoció la muerte de una familia warao completa por desnutrición crónica y síntomas de enfermedades infecciosas.
En días recientes, Lizeta Hernández, gobernadora del estado, hizo su recorrido y monitoreo de la zona afectada del Delta medio y constató la situación crítica de siete comunidades, donde su población se encuentra en refugios, escuelas y ambulatorios. En su reporte señaló que existen 29 comunidades en situación de emergencia en el Delta medio.
Nota de prensa Kapé Kapé