El director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, viaja hoy a Ucrania para entrevistarse con su presidente, Volodímir Zelenski, y presentar un programa de asistencia ante la reducción del flujo de agua hacia la central nuclear de Zaporiyia por la voladura de la presa de Kajovka.
El diplomático argentino indicó que visitará en persona la planta nuclear para evaluar la situación allí y dirigir la rotación y reforzar el equipo que el OIEA tiene en esa instalación, bajo control militar de Rusia desde febrero de 2022.
La rotura del embalse de la presa, del que se acusan mutuamente Rusia y Ucrania, ha reducido el nivel del agua almacenada que se emplea para refrigerar los reactores nucleares.
El nivel era ayer de 11,27 metros, cinco por debajo del habitual antes de la rotura, pero aún suficiente para que las bombas que suministran el agua sigan funcionando.
Además, el estanque junto a la planta y el canal de descarga de la cercana central térmica de Zaporiyia están llenos y pueden proveer suficiente agua para varios meses, según el OIEA.
El Organismo indicó ayer que hay una discrepancia de dos metros en las mediciones del nivel de agua, algo que podría deberse a que haya una masa de agua aislada y separada de la principal del embalse, pero que es necesario comprobar.
Para ello, Grossi pidió ayer que sus técnicos tengan acceso a la central térmica, a varios kilómetros de la planta nuclear, para poder evaluar la situación.
El OIEA lleva meses alertando del riesgo que suponen las explosiones que se suceden cerca de la central nuclear, la mayor de Europa, y ha insistido en la necesidad de crear una zona de seguridad y evitar que haya combates o se almacenen armas en la instalación, entre otras medidas para evitar un accidente.
EFE